A lo largo de la historia muchos proyectos de diseño han mirado a la naturaleza cómo fuente de inspiración para construir artefactos que mejoren nuestra condiciones de vida en el planeta. La escuela de diseño catalana Elisava ha adoptado este mismo enfoque para crear PARA-Site, un prototipo avanzado de bioarquitectura experimental.
PARA-Site, Elisava, 2011.
Elisava, Escuela Superior de Diseño e Ingeniería de Barcelona, presentó el pasado mes de junio PARA-Site, el primer ejemplo en nuestro país de una estructura arquitectónica que modifica su configuración en función de la presencia de visitantes en su interior.
El proyecto, dirigido por del arquitecto Jordi Truco y creado por los alumnos y profesores del Máster en Diseño Avanzado y Arquitectura Digital de la escuela, aspira a estimular la construcción de nuevas tipologías habitacionales: “Ya no se trata sólo de resolver cómo se diseña la arquitectura sino de cómo evoluciona su forma en función de las necesidades que se presentan durante su vida o uso”.
PARA-Site se desarrolla a través de una cubierta de casi 61 metros cuadrados de superficie y 3 metros de altura. La estructura ha sido fabricada mediante la superposición de 100 piezas prefabricadas de resina reforzadas con fibra. Estas bandas de composite se acoplan paralelamente entre ellas y crean una silueta ondulada.
En cada una de las bandas se integra un sistema mecánico y eléctrico que permite a PARA-Site aumentar o encoger su tamaño. El dispositivo se acciona gracias a una serie de sensores distribuidos por las bandas: detectores de movimiento o de dióxido de carbono, lectores de rayos infrarrojos, micrófonos, sensores fotoeléctricos o de presión, cámaras web, etc. El ordenador central procesa la información y modifica la forma de la arquitectura con el objetivo de optimizar el espacio y el coste energético del edificio.