En un enclave rural, el arquitecto Fernando Moral Andrés desarrolla un proyecto de reforma de una antigua bodega situada en Palencia y hoy transformada en un restaurante familiar. Permanente y subterranea, la antigua bodega bicentenaria ha formado un todo con la montaña; así el tiempo y los materiales son ahora los mismos protagonistas que definen el nuevo volumen que se mimetiza con el terreno. Con esta idea, el estudio Moral Arquitectura proyecta una antesala que da paso al comedor situado en las antiguas galerías y produce una continuidad espacial con la primitiva construcción excavada en la montaña. El proyecto de Fernando Moral se realiza en hormigón tintado, con listones de madera pobre, empotrados y vistos.