Finalista Premios FAD de Arquitectura 2017
La nueva Sala Beckett es fruto del trabajo de Ricardo Flores y Eva Prats, o lo que es lo mismo Flores & Prats Arquitectes, un estudio con sede en Barcelona, acostumbrado a trabajar en grandes proyectos como éste, finalista de los recientes Premios FAD de Arquitectura. Se trata de una intervención sobre una antigua cooperativa obrera situada en el Poblenou, un barrio tradicionalmente industrial. El objetivo era reconvertir este edificio con historia en el Obrador Internacional de Dramaturgia, una nueva casa para los dramaturgos. El esfuerzo por crear “un diálogo entre la intervención contemporánea y la rehabilitación arqueológica de lo existente”, es lo que le ha valido el reconocimiento de los citados premios.
Una antigua cooperativa obrera
La antigua Cooperativa Paz y Justicia se utilizaba como lugar de encuentro, pequeño teatro y sala social y de fiestas. Tanto en los muros como en techos y suelos era aún visible parte de la decoración de ese pasado. Pavimentos de mosaico hidráulico, carpinterías de madera, cornisas y rosetones definían los diferentes espacios, todos ellos de grandes dimensiones, algo habitual en las zonas con pasado industrial como la que alberga este edificio, en la que las construcciones más comunes son naves y fábricas.
Incorporar el pasado al presente
Desde el principio, la idea principal del proyecto fue la de respetar ese pasado cargado de historia, incorporándolo al presente y dándole una vida nueva. El estado de decadencia en que se encontraba el edificio fue especialmente interesante para los arquitectos, que vieron en ello la oportunidad de “llevar esa ruina hacia delante y hacerla participar en una nueva realidad que pudiera seguir actualizándose sobre ella”. De este modo, la nueva Sala Becket se dibujaba como una superposición más a todas las anteriores, modificando el edificio para satisfacer las necesidades que los nuevos usos requerían.
Suma de cicatrices
La intervención de Flores & Prats se ha sumado a las huellas del paso del tiempo, visibles en paredes, techos y suelos, creando una conjunción de acciones que forman un todo activo en la nueva actividad del edificio. Ese ha sido el gran reto del proyecto: adaptar una antigua cooperativa a las necesidades técnicas de un teatro contemporáneo, manteniendo al mismo tiempo la construcción original.
Espacios amplios y decoración recuperada
A la hora de desarrollar el proyecto se han tenido en cuenta también las cualidades espaciales del edificio, preservando las estancias amplias, como el enorme vestíbulo que conecta los tres niveles del edificio. Al mismo tiempo se ha querido preservar también la decoración, fiel reflejo de un momento en que, en la ciudad de Barcelona, aparecían las primeras asociaciones obreras. El estudio llevó a cabo un inventario de todo aquello que podía ser recuperado, desde rótulos hasta ventanas, puertas o incluso escaleras. Elementos que, una vez finalizada la intervención, han vuelvo al edificio en una operación de reciclaje para “aprovechar todo lo posible y que nada de lo que había en el edificio se vaya”.
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