Madera, acero y respeto por el entorno
Perdido en los frondosos bosques de Victoria, a las afueras de Melbourne, hogar de algunas de los pueblos más antiguos del planeta, el arquitecto australiano Robbie Walker ha conseguido levantar un delicioso volumen arquitectónico que hace de la sencillez, la eficiencia y un profundo sentido de pertenencia y respeto por el entorno, sus mayores virtudes.
«Durante las semanas previas a mi visita al sitio, el cliente me enviaba fotos de todos los árboles, explicándome cuáles eran cada uno, sin enviarme nunca muestras de azulejos ni peticiones de encimeras de cocina. Obviamente, el sitio y cómo se sentiría el edificio eran lo más importante para ella», confiesa Walker.
Efectivamente, estas declaraciones del cliente fueron sin lugar dudas la piedra fundacional de todo el proyecto. De esta forma y respetando la caótica morfología del enclave, Walker optó por un único volumen con aires de container de carga recubierto de lamas metálicas que «levita» sobre el propio terreno. Esta decisión lo obligó a utilizar la propia ladera como primer pilón y el resto soportarlo con cuatro columnas de acero tipo mástiles. El resultado es una edificación prácticamente sin impacto ambiental a corto plazo gracias en parte a la ausencia de cimientos.
«El sitio era el comienzo de una quebrada con paso de agua. Hay una zona plana aparente cerca del límite, y toda ella está cubierta de árboles increíblemente altos. La idea era construir el edificio entre los árboles… Las cuatro columnas representan troncos y las lamas captan la luz de forma más aleatoria que un panel plano, como las hojas de los árboles. También ayudarán a que el edificio respire y se mantenga fresco, evitando que el agresivo sol de verano incida sobre las chapas de acero del techo y el revestimiento de las paredes. No es un edificio grande, solo lo suficiente: un dormitorio, baño, cocina y sala de estar».
El rústico casi silvestre aspecto de los exteriores contrasta con la casi obsesiva pulcritud de los interiores. Aunque desnuda, la omnipresente piel de madera solo se ve interrumpida por las metálicas aberturas y algún que otro detalle del mobiliario, que por cierto, es también obra de Walker.
La nota final es para el acceso secundario. Se trata de una escalera «deconstruida» conseguida con rejillas de acero y dispuestas en zigzag. Lo dicho, madera, acero y respeto por el entorno
