Un huevo futurista como lugar de encuentro
El estudio con sede en Estocolmo, Bigert & Bergström, es el autor Solar Egg, una original sauna, que escondida en una escultura dorada acaba de ser instalado en Luossabacken, una pequeña estación de esquí en Kiruna (Suecia). Con cerca de 20.000 habitantes y la ciudad más septentrional del país escandinavo, Kiruna es conocida por una potente industria minera, que además de riqueza a sus habitantes ha supuesto una devastadora transformación del paisaje, el medio ambiente y la arquitectura de la zona. Una muy complicada situación a la que Mats Bigert y Lars Bergström han querido, junto a la constructora sueca Riksbyggen, rendir homenaje con este huevo futurista, una suerte de escultura social y lugar de encuentro, donde locales y visitantes pueden reunirse a debatir mientras disfrutan de una sauna. Una interesante propuesta que, como ya hizo Weltevree con su bañera de exterior, Dutchtub, y Supergoed con HotTug, ofrece una nueva forma de disfrutar de disfrutar del entorno.
Superficie poliédrica
«En el clima ártico de Laponia, la sauna ocupa una posición clave, como un espacio para el calor y la reflexión«, señalan los artistas suecos, que han querido crear así un gran símbolo escultórico que impulsa el pensamiento y, a modo de incubadora, fomenta la conversación y el intercambio de ideas. Recubierta de 69 paneles irregulares de acero inoxidable recubiertos de titanio dorado, y con cinco metros de alto por cuatro metros de ancho, la ‘sauna-huevo’ refleja una multitud de imágenes distintas sobre su superficie poliédrica. Una perspectiva fragmentada del entorno, la mina, el ciudad, el cielo, el sol y la nieve, con la que se quiere evocar la compleja situación que hoy en día viven el clima y el desarrollo sostenible.
El cambio climático y el arte
Dentro, la estructura se ha revestido con paneles de madera de pino que reproducen la estructura panelada exterior, con un banco en madera de álamo temblón. En el centro se ha colocado una estufa de hierro y piedra, que con forma de corazón mantiene la temperatura entre los 75º y 85º celsius. El proyecto, que se plantea como continuación de la estrategia que los artistas comenzaron en 1994 con su instalación ‘Climate Chambers’, con la que pretendían incorporar la problemática del clima en las obras de arte, puede ser además desmontado y trasladado a otros lugares.