Entre 1600 y 1691 la caza de brujas dejó 91 víctimas en el pequeño pueblo noruego de Vardø, situado al noreste de la península escandinava. Para conmemorar estas muertes, el arquitecto Peter Zumthor y la artista Louise Bourgeois han aunado fuerzas para crear Steilneset, un monumento doble situado en el lugar de las ejecuciones.
Steilneset y su paisaje natural, Peter Zumthor & Louise Bourgeois, 2011.
El proyecto se encuadra en el programa nacional de rutas turísticas de Noruega. Las peculiaridades del paisaje (una inmensa costa desnuda de árboles) y de un clima extremo en el que las temperaturas jamás alcanzan los diez grados centígrados, dialogan con una arquitectura austera que materializa, empleando madera, cristal, acero y fibra de vidrio, la tragedia de las víctimas.
El centro de información consiste en un armazón de 125 metros de largo compuesto por postes de madera que suspenden mediante cables una estructura de fibra de vidrio recubierta de teflón. El edificio se inspira en la forma de las tablas que los pescadores locales utilizan para secar la pesca del día.
Una pasarela de madera conduce al interior del edificio, en donde un pasillo de 100 metros de largo y 1,5 de ancho acoge una colección de cartelas que describen la historia personal de las 91 víctimas. Asimismo, cada uno de los difuntos ha sido representado por una ventana iluminada con una bombilla. Zumthor decidió su ubicación lanzando un dado, un procedimiento aleatorio que refleja la arbitrariedad de los juicios.
El segundo edificio, un cubo de acero corten y cristal, cobija la obra de Louise Bourgeois: Los condenados, los poseídos y los amados. La instalación contiene una silla de aluminio de la que surgen cinco llamaradas de fuego, además de siete espejos ovalados que se sitúan alrededor del asiento. La creación busca simbolizar los juicios de Vardø y se enmarcan dentro de la reivindicación feminista que recorre gran parte de la obra de Bourgeois. La obra fue uno de los últimos proyectos de la artista francesa, que falleció en 2010.
“Hay una línea, que es mía, y un punto, que es suyo”, apunta Zumthor. “La instalación de Louis [Bourgeois] trata más sobre la quema y la agresión, mientras que mi instalación habla sobre la vida y las emociones [de las víctimas]”.