1.000 m2 de hormigón, acero y fantasia
El componente artístico en un proyecto arquitectónico no solo es necesario, es imprescindible para su éxito pero, a veces, este delicado balance se ve alterado en obras que responden a otras necesidades, más subjetivas, propias de los territorios de la imaginación y la subliminalidad, pero no por eso menos importantes.
Este es el caso de The Hometown Moon, un espectacular pabellón de 1.000 m2 obra de Syn Architects, el premiado estudio chino fundado en 2010 por Zou Yingxi, en el que se consigue recrear la salida de la Luna en el mar con un grado de acierto e ingenio ciertamente notable.
Ubicado a los pies del Taishan, una de las cinco montañas sagradas del taoísmo en China, esta colosal estructura forma parte de una iniciativa urbanística mayor con la que se busca revitalizar la región con turismo cultural.
«El proyecto exigía un enfoque holístico y a largo plazo que pudiera conectar a los pueblos de la zona. También se necesitaba la definición de estructuras industriales y espaciales y la introducción de nuevas maravillas que colmaran las expectativas de los visitantes ávidos de nuevas experiencias», comenta Yingxi y agrega: «Syn Architects vuelve a la cuna del confucianismo, reconstruyendo la relación entre dualidades como la ciudad y el campo, la sociedad moderna y la nostalgia, en busca de valores olvidados y posibilidades desatendidas».
Emplazado sobre un terreno especialmente irregular, justo al borde de uno de los tantos precipicios que hacen de Taishan una zona única en el mundo, se alza una suerte de piscina infinita y amorfa de 50 cm de profundidad de la cual emerge la mitad de una semiesfera de 12 metros de diámetro, con su cara plana totalmente acristalada. Y aunque esta estructura por si sola ya seria suficiente como reclamo, lo cierto es que Syn Architects aún nos tenía guardadas algunas sorpresas.
El cuerpo de agua en cuestión es también el techo del pabellón, un espacio arrollador, diáfano, que sucumbe ante la segunda mitad de la semiesfera que funciona como una fuente de luz natural y que ilumina todo el recinto. «El edificio funciona como un salón de ceremonias para escapar de los convencionalismos. La estructura atrae a lugareños y turistas de otras provincias y puede albergar ceremonias y eventos, proporcionando valores espirituales y operativos que fortalecen los recursos del pueblo».
Y si en la parte superior la media semisfera se duplicaba gracias a las propiedades reflectantes del agua, la mitad inferior, lo hace por el techo espejado diseñado con irregularidades para simular movimiento.
La propuesta se completa con la recreación a escala de la topología circundante sobre un suelo de cemento y hormigón casi brutalista.