Una celebración en toda regla del diseño arquitectónico en cemento y hormigón
El arquitecto japonés Kouichi Kimura firma una espectacular vivienda unifamiliar en Shiga, en el corazón de Honshu, la isla principal del archipiélago japonés. Se trata de un volumen imponente, atrevido, una celebración en toda regla del diseño arquitectónico en cemento y hormigón.
Con una apariencia fría, a medio camino entre un búnker de los años 50 y una construcción de atrezzo de una película de ciencia ficción, la Tranquil House, como ha sido bautizada, se ha convertido en un símbolo de la región.
Su diseño responde, en primer lugar, a la complejidad en términos de polución sonora y ambiental del terreno edificable, delimitado por una de las autopistas principales de la ciudad y una cementera industrial; y en segundo, que la cementera es cuestión, es propiedad del cliente. Kouichi Kimura se enfrentaba entonces a una serie de retos que pondrían a prueba su creatividad.
Con acceso «ilimitado» a la materia prima, Kimura entendió que era una oportunidad única para ir más allá. Así, comenzó a dar forma a un volumen monolítico de hormigón desnudo cuya ausencia de ventanas y altos muros respondían a la imperiosa necesidad de protección y refugio de un entorno hostil.
Ahora con los interiores. Si bien éstos respetan las líneas maestras, el mobiliario, los revestimientos, los techos y suelos a diferentes alturas, y un brillante juego de aberturas que iluminan indirectamente todos los espacios, confabulan para conseguir ambientes cálidos, todo un logro, teniendo en cuenta que hablamos de paneles prefabricados de hormigón y cemento alisado.
En definitiva, un proyecto brutal en el que gracias al diseño y la creatividad, se ha conseguido utilizar claras desventajas y problemas como punto de partida para un proyecto ciertamente distinto.
