Se define a sí mismo como un curioso sin remedio, y es precisamente este voraz apetito el que le impulsa a trabajar y disfrutar a partes iguales. El diseñador carioca aborda la riqueza y explosión creativa que vive Latinoamérica, así como la especial situación de crecimiento y energía de Brasil.
Detalle de la portada Latin American Graphic Design, Taschen, 2008 (izda). Portada del libro Camera Obscura del fotógrafo Milton Montenegro, Editora Francisco Alves, 1999 (dcha). Felipe Taborda.
Gloria Inglis: Es el único representante latinoamericano incluido en la recopilación publicada por Taschen, Graphic Design for the 21st Century. 100 of the World’s Best Graphic Designers. ¿Es una responsabilidad muy pesada?
Felipe Taborda: Sí, pero nunca la busqué, además porque no creo que América Latina pueda poseer un solo representante. Ni siquiera en política o diseño, no existe una única imagen; suman tantos países, tantas culturas y grupos distintos que se torna imposible simplificar. No resultaría justo para figuras como Alísio Magalhães, Dicken Castro, de Colombia, Vicente Rojo, de México o Vicente Larrea, en Chile; estamos precedidos por toda una generación de gente espectacular que ya se dedicaba al diseño y jamás es citada internacionalmente. Me sentía al mismo tiempo feliz y en desacuerdo; yo no soy el único.
Se ha difundido la creencia de que los diseñadores latinoamericanos tienen la posibilidad de hacer lo que se les antoje, ¡y es verdad!¿Fue éste el detonante que le llevó a editar Latin American Graphic Design?
Graphic Design for the 21st Century fue un buen encuentro de ideas; a partir de este libro empecé a plantear que deberíamos hacer algo para corregir este error, y al editor de Taschen, Julius Wiedemann, también le rondaba esta idea…
Tras esta labor de investigación, ¿encontró una identidad reconocible del diseño latinoamericano?
Especialmente en Europa se observa a América Latina con frescura por sus colores, formas y falta de rigidez. Además, se ha difundido la creencia de que los diseñadores latinoamericanos tienen la posibilidad de hacer lo que se les antoje, ¡y es verdad! En América Latina no existe la especialización, llevamos a cabo todo tipo de proyectos y esta libertad se demuestra en el estilo. Es un factor que coincide en todas las generaciones.
La supervivencia es otra de las características que define a Brasil…
Sí, la supervivencia; en ella, en la influencia colonial y en el deseo de descolonizarnos se centra nuestra filosofía de vida. América Latina tiene una presencia cada vez mayor en el mundo y la mirada hacia ella es radicalmente distinta a hace 20 años. Es una mirada mucho menos condescendiente. Una obra como Latin American Graphic Design supone una reflexión sobre nuestra propia autoestima. Un libro donde sólo se reseñan buenos trabajos es muy positivo para la nueva generación de diseñadores, y también para que nos conozcamos entre nosotros mismos.
La influencia de Europa y EE UU es inevitable, ¿puede ser perjudicial para un desarrollo independiente?
No creo, cuando me preguntan sobre esta globalización, por ejemplo en México observo: ¿quién trabaja vestido de mariachi? Nadie. Todos llevan vaqueros, zapatillas deportivas Nike… Si fotografiamos a estudiantes en México, Argentina o Brasil, no se reconoce de dónde son. Todos van con los mismos piercings, ropa, miradas… es increíble.
¿Es necesario preservar lo local junto a lo global?
Lo local es siempre preservado gracias al orgullo de pertenecer a una cultura. Además, la cultura local se mantiene muy fuerte, gracias por ejemplo a la gastronomía. Mc Donald’s se encuentra en todas partes pero no ha acabado con la comida de cada lugar. Esto se comprueba de forma clara en el diseño o en la música. Musicalmente la mezcla de sonido que se está produciendo ofrece obras espectaculares ante los cuales pueden decir: «esto no es latinoamericano». ¡Cómo no! Claro que sí, está hecho aquí.
En el caso concreto de Brasil, hay además una convivencia de razas, mezcla…
En Brasil, no porque yo sea brasileño, somos distintos de toda América Latina. En primer lugar, por la colonización portuguesa, completamente distinta de la española, mucho menos rígida en términos de cultura religiosa y social. Un ejemplo lo aporta la editorial Zenith de revistas con contenidos eróticos en los años sesenta (publicado en Experimenta 59). Resulta imposible encontrar piezas similares en toda América Latina. En las demás hallamos sugerencias de sexo pero no se muestra nada explícito, al igual que en España. En Brasil tenemos prejuicios y numerosos problemas, pero al mismo tiempo la relación con nuestra libertad sexual es mucho más amplia. Además, habitamos un país gigante, con miles de países distintos: el centro, litoral, nordeste…
Ahora viviremos un cambio con la celebración de los Juegos Olímpicos y además, Brasil está de moda. Al contrario que el caso de Barcelona donde me parece que el Gobierno albergó el plan de convertir la ciudad en un centro de tendencias, en Brasil nunca se lo plantearon, sino que tuvieron mucha suerte. Una anécdota que sirve de ejemplo: con excepción de Argentina, en el fútbol todos los países eligen a su propio país como ganador y en segundo lugar, a Brasil.
Carteles culturales. De izquierda a derecha: Uma outra cidade, 2005; Futebol, Desenho sobre fundo verde, 2006; Fassbinder, 2007. Felipe Taborda.
Interior de doble página, Sui Generis Magazine (izda.) Cartel, Brazil AdDesign, 2007. Felipe Taborda.
¿Qué tiene Brasil?
Se siente una simpatía natural hacia Brasil. El Gobierno brasileño también lo aprovecha, está de moda. Un ejemplo icónico son las havaianas con la banderita, que todo el mundo lleva en verano. Cada chica puede tener seis u ocho pares distintos de colores.
Ha comisariado el número A imagen do Som do Samba donde diferentes artistas interpretan gráficamente piezas musicales. ¿Es posible captar visualmente la energía de la música?
En este caso cada pieza es el resultado de la representación mental de un autor. Cada uno posee su propio repertorio de conocimiento, elementos que agregamos o borramos; y lo mismo sucede con la música, que no es más que sensaciones, una complejidad de reacciones que también se produce en el diseño. Si contactamos con diez diseñadores para que ilustren un mismo tema no existirán dos piezas iguales. Esto es lo que más nos aleja de los ratones de laboratorio porque los seres humanos somos cambiantes.
A Imagem do Som, Felipe Taborda, Editoral Globo, 2007.
El año pasado por primera vez la Tate Modern de Londres incluyó el Street Art en su programación. Sus paredes fueron intervenidas por dos artistas brasileños: Nunca y Os Gêmeos (Otávio y Gustavo Pandolfo) ¿Qué papel tiene la gráfica callejera en Brasil?
En Brasil conviven miles de grafiteros, especialmente en São Paulo donde comenzaron con una tipografía con puntas, exclusiva y totalmente definida [llamada Pixação].
A partir de ahí comenzó un movimiento, con una nueva manera de juzgar, que pronto produjo que se considerara arte. Un arte en el que todos sus integrantes son menores de 35 años pero sin embargo, desde los primeros viajeros que escribían su nombre en los templos egipcios ya existía el grafiti. Somos siempre lo mismo, lo único que cambia es la tecnología.
¿Hasta qué punto la carencia de medios desemboca en una producción más original, más libre?
Mac Luhan mantenía que toda nueva tecnología transforma la tecnología anterior. Las pinturas de las cuevas de Altamira no se crearon como arte, pero en realidad supusieron un precursor para el diseño, ya que se trataba de una infografía. La humanidad no cambia en nada, salvo la tecnología, el resto permanece igual: la necesidad de ser creativo.
En muchas ocasiones nuestros productos son puramente comerciales; si bien es cierto que el diseño supone una herramienta muy útil para lo social.
En Brasil es inquietante la profunda diferencia entre las clases sociales, un contraste que crea dos mundos: favelas frente a barrios militarizados, ricos y pobres, globalizados e inadaptados.
De la misma forma en que tendemos a generalizar sobre los pobres, tendemos a generalizar sobre los ricos. En el mundo moderno cada vez resulta más raro hallar ricos-ricos, es decir, personas que poseen dinero e ideas, ricos materiales pero también ricos de espíritu. Cada vez se encuentran más ricos-pobres y pobres-ricos. No se trata de una exaltación de la pobreza, pero sí supone un reconocimiento de que aparece una mayor creatividad cuanto menos recursos hay. Los pobres-ricos poseen en muchos casos la visión más creativa del país (música, arte, diseño, comunicación…).
Pese a su tamaño, 180 millones de habitantes, Brasil es un país muy mezclado y el único con una televisión tan poderosa. Todos, ricos y pobres, ven la misma novela, la del horario noble. La pequeña pantalla supone un poder único que permite que en este contraste social y económico del país haya puntos de conexión.
¿Cómo afronta el país su crecimiento?
En este momento experimentamos un crecimiento económico extraordinario puesto que la crisis económica no nos ha afectado realmente y el Gobierno puede celebrar su inmensa recaudación. Desde hace una década está asumiendo su papel. Antes era raro encontrar libros sobre nuestra cultura, y actualmente se ha escrito sobre cualquier asunto brasileño, lo que demuestra cómo se está produciendo un cambio en nuestra propia imagen. La autoestima es de nuevo el fundamento. Quizás estoy hablando de una forma demasiado personal, pero unos años atrás ésta no era la situación; no nos sentíamos avergonzados, pero sí demostrábamos falta de seguridad. También es remarcable la absorción social de la inmigración gracias a la que todo el mundo se siente brasileño, y nadie se considera ya árabe, japonés…
¿Brasil es entonces internacional?
Encontramos ejemplos como el de los Campana: son estrellas y hacen un trabajo internacional en el que mezclan conceptos brasileños, como en la silla Favela. Sucede lo mismo con los fotógrafos posteriores a Sebastião Salgado, otro brasileño espectacular. Lo brasileño se aprecia cada vez más, en este momento estamos viviendo la revalorización de los mitos de nuestra música. Los Rolling Stones y los Beatles siempre fueron homenajeados, pero en Brasil los nuevos músicos –como Marisa Monte con toda la música de la velha guarda da portela– están recibiendo ese reconocimiento ahora.
¿Es igualmente reconocido Aloísio Magalhães, figura clave en el diseño moderno brasileño?
No sólo en el diseño, también en la cultura. Es un icono. No es el primero pero sí es de las figuras más importantes en la revalorización y reflexión de la cultura brasileña. Fue el Primer Ministro de Cultura además de pensador y escritor, y se involucró en el Gobierno para, a partir de ahí, iniciar toda una serie de investigaciones culturales. Fue una de las personas que más se hicieron escuchar. Llevó a cabo proyectos gigantes como el diseño del logotipo de Petrogas o la gráfica de las monedas y billetes brasileños. Además, tenía mucha visibilidad, un discurso con gran relevancia y por todo esto debemos incluirlo entre nuestros referentes.
Carteles para la concienciación social realizados por los alumnos de la Escuela Oi Kabum, 2008.
Carteles para la concienciación social realizados por los alumnos de la Escuela Oi Kabum, 2008.
Usted desarrolla el proyecto Kabum Mix para Oi Kabum, una red de institutos artísticos y técnicos en zonas desfavorecidas. ¿Qué papel puede ejerce el diseño en la inserción social, emocional, laboral?
La mayor compañía telefónica de Brasil, Oi, planteó la idea de hacer las escuelas Oi Kabum para adolescentes en zonas de riesgo y proporcionarles una formación complementaria. Ahora contamos con cuatro (Río de Janeiro, Salvador, Recife y Belo Horizonte, con seiscientos alumnos cada una) que están involucradas con una ONG local. En ellas se enseña diseño gráfico, vídeo, fotografía y animación, y en este contexto creé Kabum Mix, –centrado en una idea de Alain Le Quernec, en Francia– un taller gráfico sobre una serie de temas sociales. El resultado fue espectacular. Por otro lado la compañía quería visibilidad y ser reconocida y de ahí nació mi idea de sacar la escuela a la calle. Durante dos semanas, los carteles se expusieron por todo Río de Janeiro. Para los alumnos supuso una inyección de autoestima.
Evidentemente, estamos hablando de la responsabilidad del diseño, un tema que está a la orden del día en este momento, ¿debe entonces el diseño contar con una vinculación ética, social?
En el caso de los carteles para Kabum Mix, evidentemente sí, al igual que en el Kabum Mix 2, que versa sobre futuro, amor y sida, que son argumentos muy interesantes para trabajar. Pero no soy de la opinión de que todo deba ser así, al fin y al cabo, en muchas ocasiones nuestros productos son puramente comerciales; si bien es cierto que el diseño supone una herramienta muy útil para lo social.
En el año 2010 se celebra el 50 Aniversario de la fundación de la ciudad de Brasilia. ¿Es un ejemplo de diseño integral?
Brasilia es el éxito de una utopía. La idea de un presidente emprendedor que plantea construir una capital en el centro del país, pues teóricamente resultaría más fácil para gobernar. Es evidente que en Brasilia existen muchos problemas, aunque sus vecinos aman la ciudad, y el concepto, creación, fabricación y construcción es algo impresionante, además de un icono arquitectónico y urbanístico. Cuando conviven grupos de personas trazan sus propios espacios y por ello nacieron, por ejemplo, los pequeños mercados, algo que no se había previsto, y teóricamente estaba prohibido porque ya se contaba con una zona exclusiva de abastecimiento. La ciudad fue pensada para moverse en coche y para medio millón de personas; actualmente cuenta con más de 2 millones de habitantes.
Es importante realizar una valoración cincuenta años después…
Hay numerosos planes urbanísticos que se han llevado a cabo y no es que no hayan funcionado en Brasilia, es que no han funcionado en ningún sitio. No se trata de una crítica al trabajo de Costa ni de Niemeyer, sino de un ejemplo para la reflexión histórica sobre la urbe y el espacio público. Una ciudad es para los seres humanos, pero el hombre no tiene un camino único. Cada uno quiere pintar un rasgo en su camiseta.
Artículo publicado en Experimenta 65 con el título Un soplo de aire cálido.