El reto es siempre marcar la diferencia
Backbone lo ha vuelto a hacer. El estudio de diseño armenio dirigido por Stepan Azaryan presenta Riceman, un cautivador proyecto de branding y packaging para una nueva marca arroz ecológico donde se combinan materiales, disciplinas y técnicas para conseguir una propuesta pregnante e ingeniosa.
El producto, destinado a tiendas especializadas en alimentación natural, exigía un paso adelante, una apuesta cuanto menos osada que lo diferenciara instantáneamente de la competencia. El equipo creativo de Backbone, tras profundos análisis y debates, se decantó finalmente por «humanizar» la marca. De esta forma, el relato se construyó en torno al trabajador anónimo de los campos de arroz: «este proyecto necesitaba transmitir un mensaje emocional y humano, pero al mismo tiempo, ser funcional», afirman responsables del proyecto.
Ya en la mesa de trabajo y con estos antecedentes, Azaryan y compañía dieron forma a una serie de bolsas antropomorfas cuyos rostros —impresos en sus facetas frontales—, obra de las ilustradoras Marieta Arzumanyan y Elina Barseghyan, repasan con acierto el amplio abanico de emociones humanas, desde las más simples de trasmitir gráficamente, como la alegría o la tristeza, hasta otras más complejas como la nostalgia o la sorpresa. El efecto se completa con un sombrero cónico de cartón que emula a los famosos nón lá asiáticos.
Con cierre de lazo y producidas en tela de arpillera de alta densidad, sus dos únicos tamaños resuelven intuitivamente las dos variedades de arroz de la línea, corto y largo. Como nota final, un detalle que nos termina de enamorar: el sombrero funciona como medidor de raciones.