Su relación con el diseño gráfico
La influencia de David Bowie en la cultura popular es innegable. Tras su muerte, en enero de 2016, ha dejado atrás un legado que sobrepasa los límites de lo musical y se extiende al campo visual en la creación de un universo estético propio. Su pasión por el diseño aparece desde muy joven, en la década de los 60, cuando estudiaba tipografía y maquetado en la Escuela de Arte de Bromley, en Londres. Años después, las tapas de sus discos se convirtieron en el lienzo sobre el cual plasmó su visión artística. Al igual que su sonido, sus visuales descubrieron un estilo innovador, que buscó desafiar las tendencias de diseño vigentes. Su relación con el diseño gráfico se mantuvo hasta el final de su carrera. Ilustrada con el símbolo de una estrella negra sobre fondo blanco, la tapa minimalista de Blackstar, el disco que lanzó dos días antes de su muerte, fue una idea que Bowie desarrolló junto al británico Jonathan Barnbrook. El diseñador fue uno de sus principales colaboradores del artista y trabajo con él durante 15 años, en el arte de cinco de sus discos. A modo de consagración del vínculo del músico con el diseño, en 2017 el Museo de Diseño de Londres adquirió una copia de Blackstar para exhibir en su colección permanente.