En 2010, el diseñador gráfico Claret Serrahima recibió el Premio Nacional de Cultura de Cataluña por su proyecto de identidad visual para el Arts Santa Mònica de Barcelona. Un año más tarde, el museo ha querido recoger sus trabajos más importantes en una muestra que puede ser visitada hasta el 19 de febrero de 2012.
Estudio Clase bcn, Claret Serrahima, 2011.
De Cap a Peus (De la cabeza a los pies) es el título de una antología sobre la obra gráfica de Claret Serrahima: compuesta por más de 100 obras, recorre los 25 años de carrera del diseñador barcelonés. Según su comisario Óscar Guayabero, es “un conjunto de recortes de su trayectoria profesional, de trabajos, de obsesiones y de hallazgos”.
El trabajo de Serrahima, especializado en la comunicación e identidad corporativa, se extiende más allá del mundo del diseño y se imbrica con la esfera cultural de Cataluña. Desde el año 2001 el diseñador dirige su propio estudio, Clase bcn.
La muestra ha sido estructurada en cuatro ámbitos que refieren a las diferentes partes del cuerpo humano: Cabeza es un espacio que reivindica la reflexión y la cultura como motor de su trabajo. Aquí, la tipografía, uno de los recursos más querido por el diseñador, sirve como método para ordenar y simplificar conceptualmente los diferentes códigos visuales.
Mano refiere a aquellos proyectos en donde el proceso manual, especialmente el boceto y la caligrafía, cobran una gran importancia: la herencia de movimientos artísticos como el pop art, el collage, la pintura realista o el modernismo catalán son aplicados a sus cuadernos de viaje, bocetos o carteles.
Barriga recoge aquellos trabajos que escapan del ámbito más comercial y muestran al Serrahima más visceral. Los proyectos de este apartado reclaman “las imperfecciones, la extravagancia, la locura y la imprevisión”.
Por último, Pies presenta la vertiente más mundana del diseñador. Los trabajos, producidos mayoritariamente para para las empresas e instituciones de la región, quieren mostrar una dimensión localista en la que Serrahima, en palabras de Quim Monzó, mantiene “los pies en el suelo”.