Tipografía, dirección creativa, packaging, web,…
El multipremiado —y homónimo— estudio de Ingrid Picanyol firma un soberbio proyecto gráfico para un espacio gastronómico único, por su oferta culinaria, ubicación, historia y prestaciones.
A metros de la playa, en una de las localidades por excelencia del verano barcelonés y sobre una antigua casa de campo del siglo XIV, ha cobrado vida el «nou» Mas Vell, un restaurante, pizzería, cervecería y coworking, cuyo logrado ecosistema gráfico le ha permitido amalgamar líneas de negocios tan distintas en un solo y único espacio.
Si bien la historia de la edificación puede rastrearse hasta el año 1375, la intervención que sirvió como punto de partida fue la realizada por el arquitecto catalán Bonaventura Bassegoda en 1902. «El equipo vio la oportunidad de crear sinergias y fortalecer la relación con la gente de Masnou a través de una nueva identidad gráfica. Necesitábamos una nueva versión que valorara la tradición del edificio», comentan desde el estudio.
Esta andadura gráfica-arquitectónica se hizo de la mano del experimentado arquitecto italiano Stefano Colli, un periplo que los llevó a realizar desde tareas de restauración, como rescatar y reinsertar elementos tradicionales, hasta crear otros desde cero.
Sin lugar a dudas el «hilo rojo» de la propuesta de Picanyol y su equipo es la tipografía. Se trata de una familia de rasgos atípicos inspirada en la caligrafía del propio Bonaventura Bassegoda, encontrada en los planos originales del edificio. Este «proyecto dentro del proyecto», se llevó a cabo en colaboración con la diseñadora y tipógrafa barcelonesa Noe Blanco. «Entendemos que la tipografía le da personalidad a un proyecto y crea una voz cohesiva en todas las comunicaciones».
A partir de este punto, el equipo creativo a cargo de la cuenta fue componiendo uno a uno los elementos físicos y virtuales que un espacio de estas características precisa. Papelería corporativa, comercial, diseño web, packaging,.. un trabajo enorme, sin fisuras, ejecutado de forma magistral y ciertamente encantador. Un acierto más de Picanyol y su gente. Felicidades.
