El diseñador gráfico y artista plástico Pep Carrió acaba de inaugurar Diario visual, un libro-exposición que, "nace como juego y se convierte en un proyecto personal en el año 2007". Una agenda que cada día cuenta con una obra gráfica que a veces evoca acontecimientos, vivencias o sentimientos de la fecha aunque casi siempre sirve como marco para el inconsciente. Se puede ver en el Museo de Albarracín (Teruel) hasta el 28 de agosto.
Diario Visual. Pep Carrió, 2007-2010.
“Se trata de una imagen creada de una sola vez, con cualquier técnica disponible en el momento y sin ningún condicionante estilístico: rotulador, lápiz, témpera, bolígrafo, tinta, collage, imagen encontrada, cualquier material tiene cabida”. “Responde a una necesidad: la de crear imágenes de una forma automática y no condicionada. Este diario es un pequeño laboratorio portátil que permite experimentar, equivocarse y dejarse llevar por el impulso de lo inmediato. Es, al mismo tiempo, un lugar al que volver en el futuro para reflexionar sobre su contenido”.
¿Existe relación entre lo ocurrido en el día y la imagen?
En principio no existe una relación clara entre lo que ha pasado en el día y la imagen, si bien hay casos en los que lo acontecido o incluso lo soñado puede ser material para plasmar en la página. Hay páginas relacionadas con un viaje, con unas vacaciones o con un acontecimiento, pero la idea no era tanto el hacer un diario, en el sentido biográfico, sino tener una hoja cada día donde dejar una huella por inconsciente que ésta fuera.
Diario visual. Pep Carrió, 2007-2010.
¿Cómo nace el proyecto?
Como un juego, una apuesta conmigo mismo que se convierte en una terapia. En mi vida profesional se requiere una larga preparación de los proyectos. Estos duran semanas o incluso meses, y resulta difícil dejar espacio a lo espontáneo. La idea era romper con eso y obligarme a tomar una decisión rápida. La constancia que, en principio parece agobiante, ha sido liberadora. Ese "todo vale" pero "hoy y en esta hoja" me permite equivocarme, repetirme, experimentar, sin estar sometido al encargo. Al final incluso te vuelves un poco adicto a la página.
Algunas imágenes son más o menos reconocibles, con referencias artísticas evidentes; otras, sin embargo, resultan inescrutables, ¿sigue siendo el dibujo o la creación visual el lenguaje más universal con el que comunicarse?
Mi relación con el dibujo ha sido peculiar, siempre he dibujado y ha sido una herramienta fundamental a la hora de conceptualizar proyectos; pienso dibujando. Pero cuando intento dibujar de forma definitiva, a veces me he sentido incómodo con el resultado. En este proyecto, tener un espacio sin depender de un encargo me ha permitido buscar lenguajes en los que el dibujo es el protagonista. El Diario visual nació con muchos collages y poco a poco, el dibujo se apoderó cada vez más de las páginas. Tiene una gran capacidad expresiva, te desnuda.
Tal vez la universalidad de la creación visual la aporta la inmediatez de la propuesta, el hecho de que en general no implica una traducción; pero la considero una más de las formas de expresión.
¿Cómo convive el uso de herramientas tan sencillas como un lápiz y un papel con nuestro entorno hipertecnológico?
Creo que ese tema está ya superado, claramente se complementan. El lápiz y el papel son una herramienta fabulosa por lo que tienen de básico, de potencial, pero el desarrollo de la tecnología permite una democratización y unas posibilidades nunca vistas. Después de la fascinación por lo tecnológico, surge la fascinación por las buenas ideas, al margen de lo sofisticadas que sean. Para mí todo vale, desde la solución más primaria hasta la más compleja, siempre que la respalde una buena idea.
Parece que el diseño contemporáneo tiende a valorar lo artesanal y lo personal como alternativa a la globalización de los productos.
Creo que hay que tener claro dónde se puede plantear una solución personal y cuándo es importante ponerse detrás del proyecto y desaparecer; recalcar la autoría a costa de una mala solución es un error. Intento tener esto muy presente. Trabajar al margen del encargo me parece muy sano, ya que se experimenta en el entorno propio y luego, tal vez, alguna de esas propuestas pueda servir para desarrollar encargos concretos. Lo artesanal / personal cobra sentido en función de lo que se pretende contar. Es posible diseñar con libertad pero sabiendo que se actúa para un fin concreto.
¿En qué está trabajando ahora?
Entre otros proyectos, estoy ilustrando un poemario para El Jinete Azul. En otoño quiero publicar los diarios en un libro que estamos ya diseñando, y estoy preparando otro de obra personal, así como una web que recoja mis proyectos más enfocados a obra plástica, y que no quiero mezclar con la web actual.
Mientras, en el estudio seguimos con nuestro día a día con proyectos editoriales y de marca.
Diario visual. Pep Carrió, 2007-2010.