Empresarios del andén, el llamativo proyecto de comunicación visual realizado por un equipo de publicistas colombianos, nace con el objetivo de otorgar visibilidad a todos esos vendedores ambulantes bogotanos que sólo disponen de su propia voz para promocionarse y, entre el ruido y el caos de las calles de una ciudad con más de siete millones de habitantes, ofrecer sus servicios a los transeúntes.
Doña Delia, Empresarios del Andén, 2014.
En una ciudad donde multitud de vendedores informales desarrollan sus actividades comerciales en plena calle, el controvertido debate en torno a la legitimidad de la utilización del espacio público con fines económicos continúa sin resolverse. De hecho, son muchos los que condenan este tipo de actividades en cuanto que fomentarían la evasión de impuestos y competirían con los negocios en situación de legalidad. Además, en los últimos años se han implantado una serie de iniciativas políticas encaminadas a formalizar la situación de estos trabajadores.
El proyecto Empresarios del Andén se introduce precisamente en este debate sin entrar en cuestiones cuantitativas ni en análisis estadísticos, pues a sus creadores no les interesan las cifras sino las personas. Por eso, los protagonistas de su trabajo son seis vendedores callejeros, seis historias individuales que nos invitan a comprender esta realidad desde la experiencia de los que la viven día a día.
Se trata de Nilo, que recorre las calles de la ciudad con su frutería Pacífico, del lustrador de zapatos Rafael Galindo y del artesano de cuero Don Alejandro. A ellos se suman el mariachi Daniel Acosta, la vendedora de obleas Doña Marina y Doña Delia, que ofrece fruta tropical a los viandantes. Todos ellos comparten el andén —la calle— como lugar de trabajo y la escasez de recursos para darse a conocer.
Con el propósito de “democtratizar la imagen”, los realizadores del proyecto —Julián Arturo Velasquez, Julián Andrés Ardila y Luis Fernando Prada— se han prestado a diseñar la identidad de cada uno de ellos con una imagen que, como ellos mismos afirman, sea digna de sus negocios. El resultado es una serie de serigrafías de gran impacto visual que reflejan a la perfección la singularidad de sus actividades. Así por ejemplo, aquellas destinadas a publicitar al lustrador de zapatos han sido realizadas con betún, el instrumento del que él mismo se sirve cada día. Sin embargo, en el caso de Doña Marina la imagen renuncia a la serigrafía y recurre a la técnica del bordado, de manera que el diseño comunica el carácter tradicional de sus recetas, heredadas directamente de la sabiduría culinaria de su abuela.
Además, la idea de crear un nombre de empresa para cada uno de los negocios responde también a la voluntad de visibilizar su trabajo, equipararlo al de los comercios en situación de legalidad y por, tanto, fomentar el reconocimiento social de la actividad que desarrollan. En este sentido, el proyecto invita a repensar desde una óptica renovada una problemática que se encuentra en el centro del debate político actual y opta, asimismo, por una concepto de la publicidad poco común. De hecho, no se trata aquí de un instrumento al servicio del consumo, sino más bien de una herramienta que debe ser utilizada sin olvidar de quién son los intereses que se están defendiendo.
Empresarios del Andén, 2014.
Empresarios del Andén, 2014.