Diseñador, artista plástico, escritor…
Emilio Gil es un referente ineludible del diseño español. En 1980 fundó Tau Diseño y desde el comienzo fue parte de la explosión creativa que significó esa década, conocida como el punto de partida de “la movida” que marcó un punto de inflexión en todos los campos de la cultura.
Galardonado con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2016, premiado en 1995 con el Laus de Oro por su trabajo en Diseño Editorial, y el certificado de excelencia del Type Directors Club (TDC) de Nueva York, Emilio Gil se desempeñó además como presidente de AEPD, Asociación Española de Profesionales del Diseño, entre 2009 y 2015.
Autor del emblemático libro Pioneros del Diseño Gráfico en España (Index Book, 2007) y coautor del libro Lo bello de las cosas (Gustavo Gili, 2007), se ha comprometido con la recuperación de la memoria profesional del diseño.
Diseñador, artista plástico, escritor y articulista, investigador apasionado por la historia del diseño, el comisariado de exposiciones y la docencia, Emilio Gil se ha convertido en un verdadero pionero del diseño español que sigue, sin pausa, abriendo nuevos caminos.
Llegaste al diseño gráfico desde la arquitectura, un camino bastante habitual en muchos profesionales a finales de 1970 y principios de 1980 ¿qué fue lo que te motivó —siendo ya un diseñador en actividad— a tomar cursos en la School of Visual Artes de New York?
En mis comienzos mi formación como diseñador fue autodidacta. Empecé a trabajar como diseñador mientras completaba mis estudios de Arquitectura Técnica en la Universidad Politécnica de Madrid en la década de los 70. Paralelamente comencé a trabajar en un estudio de diseño, embrión de lo que luego se convertiría en Tau Diseño.
Pronto me di cuenta de que esos conocimientos sobre el diseño que iba incorporando lo eran de forma fragmentaria y desordenada y me vi en la necesidad de que todo aquello fuera encajando de forma profesional.
En mis años de formación no existían en Madrid todavía ningún Grado de Diseño. Lo más cercano eran las carreras de Bellas Artes o Arquitectura. Todos los diseñadores de mi generación, a la que yo me refiero como la siguiente a la de los pioneros, somos autodidactas y tenemos unas titulaciones que van desde la Sociología al Periodismo, por solo mentar alguna carrera formativa.
Por esta razón consideré que la posibilidad de formarme con la SVA neoyorquina era una oportunidad que debía aprovechar para seguir creciendo como diseñador.
¿Cómo fue la experiencia de tener como profesores a profesionales de la talla de Milton Glaser, James McMullan y Ed Benguiat?
En la década de los 80 Nueva York era la capital mundial del diseño al menos en términos de influencia incluso por delante de Londres. Años antes, la revista Graphis, en un número al que dedicó un largo artículo sobre el estado del diseño en España, hacía una división de influencias entre Barcelona y Madrid situando Barcelona bajo la influencia europea, fundamentalmente suiza, y Madrid en la órbita de las agencias de publicidad de la Madison Avenue de Nueva York.
Poder recibir las enseñanzas de Milton Glaser, fundamentalmente en términos de concepto, James McMullan y su empleo de la ilustración también como una visualización del concepto, siempre con referencias culturales y de estilos artísticos y de Ed Benguiat, una de los nombres históricos en el campo de la tipografía, fue un privilegio que me cambió profesionalmente y supuso para mi una transformación en mi forma de trabajar.
TAU Diseño se ha convertido a través del tiempo en una referencia ineludible cada vez que se habla de diseño español ¿cómo ha ido evolucionando su propuesta ante los cambios del mercado, la tecnología y la cultura en sus casi cuarenta años de existencia?
La andadura de Tau Diseño ha coincidido con lo que me gusta llamar los tres tiempos del diseño. ¿Por qué tres podríamos preguntarnos? Desde principios de los 80 hasta hoy el diseño gráfico ha experimentado cambios sustanciales en gran parte relacionados con avances técnicos. Esos tres tiempos serían: el diseño analógico, el diseño basado en el ordenador como principal herramienta de trabajo, la revolución digital y el diseño que se difunde en la red.
Tau ha tenido el privilegio de trabajar en esos tres tiempos y eso nos ha obligado a ir realizando profundos cambios y, a la vez, a utilizar la experiencia de haber trabajado en el “tiempo anterior” para avanzar con mayor conocimiento y confianza en el siguiente.
Tau fue pionera en la incorporación del ordenador en sus procesos de diseño. Tau fue, tal vez, la primera empresa de diseño en España que solicitó una Certificación de Calidad y lo hizo con la intención de formalizar la sistemática de su trabajo, pasar del amateurismo empresarial a la eficiencia en la gestión.
Me gustaría hacer una reflexión al hilo de tu pregunta: la incorporación del ordenador a finales de la década de los ochenta nos llevó a reflexiones esperanzadas, y vistas con la perspectiva del tiempo transcurrido, del estilo de que el tiempo que “ganábamos” con la tecnología debería llevarnos al deleite creativo. Lo correcto, lo acorde con esta revolución hubiera sido aprovechar ese tiempo ganado para “producir” más calidad y no más cantidad. ¿Dónde ha quedado aquella esperanza ingenua?
La parte visible del boom del diseño español quedó registrada en el “hacer” de innumerables proyectos que vieron la luz. Pero también un gran número de investigadores y profesionales le dieron un sustrato sólido a la actividad, ofreciendo un marco teórico que trascendió fronteras. El de la profesora Anna Calvera fue uno de esos nombres destacados ¿qué significó su aporte para el diseño español y para ti en especial?
En la segunda edición del libro Pioneros he incorporado una introducción en la que manifiesto mi admiración y agradecimiento a la profesora Anna Calvera. Independientemente de toda la colaboración que me prestó generosamente en la preparación de la primera edición del libro, creo que la profesión del diseño en este país le debe aportaciones de gran interés en nuestro ámbito particular. Anna condujo desde su experiencia y conocimiento los trabajos de preparación del Libro Blanco sobre la Enseñanza del Diseño en España. Dirigió tesis doctorales, gestionó donaciones y sintetizó, como he dicho al principio de esta entrevista, con la frase “de oficio a profesión” la transformación de nuestra actividad.
¿Se puede hablar de un diseño gráfico español reconocible? ¿cuáles son a tu juicio las etapas más significativas de su evolución?
No estoy seguro de que exista un diseño gráfico español reconocible. Me temo que no somos un país que haya hecho grandes aportaciones a la historia del diseño. España tiene pocos trabajos que hayan transcendido nuestras fronteras. Durante años tal vez solo la silueta del toro de Osborne, y la mascota de los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 tuvieron ese privilegio. En las últimas décadas se han incorporado a este grupo de hitos los trabajos de Trochut, los diseños periodísticos de Cases y alguna escasa aportación más.
Como he dicho antes la transición política supuso una época de desarrollo e impulso para el diseño español. Anteriormente pioneros tuvieron como máximos valedores a las empresas de artes gráficas, el sector editorial y, en cierta medida, el farmaceútico.
Consecuente con el blog, editaste por primera vez en 2007 Pioneros del diseño gráfico en España del que está a punto de lanzarse una nueva edición corregida y aumentada. ¿Qué significa para ti este libro?
El libro ha supuesto para mi varias cosas. En primer lugar dar a conocer y hacer justicia al trabajo de unos diseñadores extraordinarios que trabajaron en condiciones mucho menos favorables que las nuestras.
Me parece significativo que a los pocos meses de publicarse la primera edición de Pioneros, la editorial neoyorquina MBP lanzó la edición en inglés del libro. Las recensiones aparecidas en los distintos medios especializados fueron un claro índice de que su contenidon interesaba de forma notable al mundo del diseño internacional. Steven Heller en Eye Magazine, David Crowley del London College of Art en Creative Review; las revistas Form, ArtLab o el Boletón de la St Bride Library de Londres Ultrabold, fueron un claro exponente de que lo que he venido en llamar la generación de los pioneros del diseño gráfico español constituía una sorpresa inesperada y suscitaba una admiración y un reconocimiento absolutamente justificado para el talento de aquellos grafistas.
Creo que, en nuestro país, el libro ha contribuido así mismo al crecimiento de un interés por la historia del diseño que está llevando a la investigación sobre nuestra memoria profesional y que ha dado como resultado la publicación de tesis doctorales como la que realizó el diseñador y profesor universitario Juan Aguilar sobre la colección de portadas de la colección Novelas y Cuentos editada en forma de catálogo por Experimenta.
Pioneros del diseño gráfico en España se centra en la obra de los 15 grafistas españoles más relevantes del período 1939-1975 ¿estás trabajando en una nueva obra que aborde los años siguientes?
Como he dicho anteriormente el blog Pioneros Gráficos es, de alguna manera, el repositorio en el que voy volcando material que servirá para un segundo volumen. ¿Para cuándo? No lo sé piensa que el primer Pioneros supuso el trabajo de cinco años.
NOTA: Entrevista a Emilio Gil, un pionero que sigue haciendo camino es un fragmento de la entrevista a Emilio Gil realizada por Marcelo Ghio incluida en el número 80 de Experimenta. Puedes encontrar este edición y muchas más en nuestra tienda online.