“Nada está construido en piedra. Todo está construido sobre arena, pero debemos construir como si la arena fuera de piedra.
Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos…” Jorge Luis Borges.
Guardianes del patrimonio cultural humano para su preservación y promoción, los museos en general se han convertido a través de la historia en espacios de encuentro, inspiración y educación.
Es en esta misma dirección, que los museos de diseño han evolucionado en forma progresiva, desde hace algo más de cien años, como espacios de reserva patrimonial, de innovación y de difusión de la disciplina.
Pero no se trata sólo de centros de exhibición de objetos que incluyen desde muebles icónicos hasta innovaciones tecnológicas: los museos de diseño se han ido transformado en agentes de cambio social y cultural. Algo que se hace evidente no sólo en los grandes museos de renombre, sino –muy especialmente– en los pequeños museos que nacen con la clara intención de convertirse en un foco de integración de las comunidades que los acogen, abordando problemas sociales, promoviendo la sostenibilidad y proponiendo soluciones para la mejora de la calidad de vida de las personas. Tal y como expresa Mateo Kries –historiador, escritor y Director del Vitra Design Museum– al decir que “nuestra misión es transmitir que el diseño es una poderosa herramienta para cambiar el mundo para mejor. Este es nuestro valor guía en todas las actividades, ya sea en exposiciones, educación o colección”.
Cierto es también que, en ocasiones, se tiende a percibir a los museos de diseño como manifestaciones de ego por parte de sus fundadores, curadores o de aquellos que exhiben su trabajo en las diferentes salas; o como ámbitos que “nacieron para recoger esos objetos que se denominan bienes culturales (entre los que tienen cabida muchos productos industriales) con propósitos tan complejos como la expresión del poder político o la difusión del conocimiento” como nos refiere Eugenio Vega en su artículo El museo (imaginario) del diseño, para esta edición de Experimenta.
Y aunque algo –o mucho, según se mire– de cierto hay en estas percepciones, no son las que guían la actividad de la inmensa mayoría de estos museos, que buscan reafirmar su verdadera esencia en ser la expresión del deseo humano de explorar, crear y compartir conocimiento. Y ser un testimonio de la capacidad del diseño para enriquecer nuestras vidas y dar forma a nuestro entorno de manera significativa. Se trata de instituciones vitales, plenas de actividades participativas que estudian el pasado, dan forma al presente y ayudan a visualizar el futuro que nos espera.
En esta edición de Experimenta ponemos foco en visitar algunos de los principales museos de diseño del mundo y conversamos con muchos de sus responsables para que nos compartan su visión sobre el presente y el futuro de estos museos. Luján Cambariere suma dos entrevistas en exclusiva a mujeres referentes en el universo de los museos de diseño: la mexicana Ana Elena Mallet, curadora de una de las asignaturas pendientes de los museos importantes del mundo, como lo es comenzar a contar a Latinoamérica, un territorio y cultura diversa y vastísima, con su muestra sobre modernismo de los años ‘40 a los ‘80 nada menos que en Museo Moma; y la colombiana radicada hace décadas en Estados Unidos, Cristina Grajales, una de las galeristas más importantes de diseño contemporáneo del mundo, reina absoluta de la comercialización con ventas de piezas por millones de dólares, desde su galería, situada también en la Gran Manzana.
Y para seguir profundizando sobre qué significa la inclusión de los objetos de diseño en el marco de los museos, Marcelo Ghio entrevistó a Wustavo Quiroga con referencia a su destacada labor en la preservación y activación del patrimonio cultural latinoamericano y su participación en el Advisory Board de la muestra Crafting Modernity. Design in Latin America, 1940–1980 en el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York. Del mismo modo que la Fundación IDA, a través de Diego Gómez Acuña —Coordinador de archivo de IDA—, dialoga con el arquitecto, dibujante y grabador cordobés Lorenzo Amengual. En esta conversación, “Lolo” Amengual desarrolla el impacto de las políticas empresariales de IKA (Industrias Kaiser Argentina) en la escena cordobesa a través de salones, bienales de arte y órganos de difusión, espacios que formaron a una generación de diseñadores.
Felipe Taborda nos trae desde Tokio la elegante sutileza de la obra de la ilustradora y diseñadora gráfica Shino Suefusa; y desde Marruecos nos sorprende descubriendo el intenso, psicodélico y poderoso arte de Adali Faiçal, artista nacido y criado en la ciudad de Casablanca. Mientras que Lucas López nos introduce al encuentro en el cine y el diseño de la mano del realizador inglés Gary Hustwit.
Como es habitual, también están presentes en Experimenta nuestras secciones Deseo, 5Libros y ZUM, cuyo tema central está dedicado al diseño para muestras y museos.
Los invitamos a recorrer el diseño en el museo y la importancia que esto tienen para las actuales y futuras generaciones de diseñadores. Porque, como afirma en esta edición Mille Maria Steffen-Nielsen Smith –Jefa de Comunicaciones del Designmuseum Danmark– “es nuestro deber mostrar cómo el buen diseño puede cambiar el mundo, a pequeña o a gran escala. El diseño está en todas partes y juega un papel importante en nuestra vida diaria, nuestro hogar, nuestro lugar de trabajo, nuestras ciudades, la tecnología y cómo podemos tratar mejor a nuestro planeta”.
¡Bienvenidos a Experimenta 98!
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