Actualizarse sin perder de vista los orígenes
La división parisina de FutureBrand, actualmente dirigida por Jérôme Lhermenier, ha sido la encargada de desarrollar la identidad de La Famille K, una incipiente bodega ubicada en el corazón de Piedras Doradas (Pierres Dorées), probablemente la región de viñedos más famosa del mundo.
Al tratarse de un territorio consagrado a esta industria desde hace siglos, de gran tradición y arraigo, la llegada de una explotación parisina podría haberse convertido en un problema, bueno, al menos en manos equivocadas. Estas particulares circunstancias, lejos de ser un obstáculo, fue la excusa (y oportunidad) perfecta para repensar el paradigma visual de los vinos beaujolais, la variedad estrella de la región que, por culpa de sucedáneos menos acertados, está viviendo sus horas más bajas. «Al tratarse de una familia joven y recién llegada, que no puede beneficiarse de la genealogía de viticultores oriundos, debíamos crear una marca fuerte y original, pero manteniendo la elegancia sobriedad de los vinos franceses», comentan responsables del proyecto.
En efecto, la propuesta de la gente de FutureBrand se mueve constantemente entre lo nuevo y lo viejo, lo tradicional y lo moderno, entre el pasado y un prometedor futuro. Un demoledor isotipo, a modo de escudo familiar, robusto y flat, sirve como matriz para componer e identificar las diferentes variedades echando mano de unas soberbias ilustraciones que no hacen más que mejorarlo todo. Con respecto a la paleta, por supuesto, todo nace y termina en los dorados, aún así, hay espacio para tonos más cálidos o neutrales para dar mayor empaque a un paisaje gráfico de por sí, encantador.
Por último, un detalle que es necesario remarcar es el del cuello de las botellas. Las cápsulas ilustradas con motivos orgánicos son simplemente geniales. ¡Salud!
