La exposición Hacia un diseño inclusivo, presentada bajo el programa de la Incubadora del FAD en Barcelona, explora las posiblidades de un diseño gráfico dirigido específicamente a invidentes y personas con visión reducida. Dirigida por Sonia Ciriza y Miguel Ayesa, la muestra estará abierta hasta el 12 de enero de 2012.
Diseño tiflográfico en cruz, Sonia Ciriza & Miguel Ayesa, 2011.
La exposición nace del proyecto final de carrera de Ciriza y Ayesa en la Escuela de Arte y DIseño Llotja. Los creadores han querido llamar la atención sobre la escasez de trabajos de diseño inclusivo en nuestro país y la dificultad a la que se enfrentan los profesores de educación especial a la hora de comunicar conceptos gráficos a sus alumnos.
La exhibición presenta los resultados de sus investigaciones, que se organizan en torno a un manual y un muestrario de ejemplos gráficos. El Manual de tiflografía contiene una recopilación de los datos obtenidos durante la fase experimental del proyecto. En él, los diseñadores utilizan el término de tiflografía, descrito por Ayesa como un “concepto análogo al de tipografía, que se expresa mediante formas táctiles en lugar de visuales”.
Partiendo del braille, el Manual desarrolla varios alfabetos táctiles que procuran sugerir emociones a los invidentes. El objetivo, según apunta Ayesa, es evidenciar “la estricta normativa en la que se fundamenta el sistema braille actual”.
La representación: ejemplos adaptados es una colección de cinco tomos que recoge un muestrario de ilustraciones en relieve. Para traducir las normas visuales a elementos hápticos, los diseñadores se han inspirado en el libro Introducción a la teoría de la imagen de Justo Viñafrate.
Además del manual y los libros, Ciriza y Ayesa han creado dos tarjetas de navidad diseñadas exclusivamente para la exposición. Las felicitaciones, que incluyen motivos navideños en relieve y un pequeño texto escrito en braille, han sido enviadas a las instituciones e invidentes que han colaborado en el programa.
La investigación ha contado con la colaboración de un equipo de personas con visibilidad reducida —lideradas por Xabier Armendáriz, un invidente estudiante de musicología— que han evaluado la legibilidad y emotividad de la tiflografía, mientras que Ciriza y Ayesa han sopesado su viabilidad económica. "Hay que tener en cuenta que la superficie que ocupa el braille en relación a los textos impresos convencionales es de casi cuatro veces más" —apunta Ayesa—.