De Corea al mundo, con talento y sin miedo
Estamos relativamente acostumbrados a ver como una obra, una serie y hasta toda una etapa de un ilustrador se inspira y construye a partir de un solo elemento, ya sea tangible como una película o una pintura,… o intangible, como una emoción o un estilo. Pues bien, Gosti, una injustamente desconocida creadora surcoreana, ha conseguido dar vida y personalidad a una serie utilizando solo un plano fotográfico como piedra angular, concretamente, el contrapicado.
La propuesta de Gosti es tan simple como efectista, utilizando las bondades de este mítico enfoque, consigue ensalzar a sus personajes, en su mayoría femeninos, siempre sofisticados, siempre en acción. Posando, bailando, volando… las divas de Gosti protagonizan escenas dinámicas casi publicitarias con aires de fotograma que enamoran desde un primer visionado.
Dejando de lado este particular «enfoque» creativo (nunca mejor dicho), esta serie abierta y en desarrollo, da aún más de sí. Por un lado tenemos la paleta, impredecible: nada cuaja pero todo funciona… Difícil identificar un sistema o estrategia para seleccionar los colores.
Por otra aparte está el aspecto formal y el juego de luces y de sombras. Impecable. Aunque comparte ciertos lugares con la de gente como Charlie Davis, Mads Berg o la incombustible Malika Favre (todos reseñados pro Experimenta en su momento), también es verdad que lo hace aportando su toque personal y valor real a una propuesta que sin lugar a dudas, marcará su carrera para bien.