La hora mágica
Verdaderos gigantes y de industrias tan distintas como Über, Coca-Cola o Weltevree, ya han confiado en el pincel de Febin Raj para comunicar sus productos y servicios. ¿Pero qué tienen de especial sus piezas? ¿Serán los colores, las composiciones, los trazos, los personajes, la temática…? Puede que no sea nada de esto, puede que lo sea todo. En cualquier caso, su obra lo ha llevado a hacerse un lugar de privilegio en la industria gráfica de India, su país natal, y a poner un pie y medio en la escena europea.
La gran mayoría placas de Raj se construyen en el atardecer, «la hora mágica» sirve como pretexto para retratar paisajes, a menudo reales, y dotarlos de una nostalgia sana que invitan al observador a sumergirme en un relato exquisito.
Aunque la naturaleza lo es todo, siempre hay lugar para la huella del hombre. Un molino, una carretera solitaria, un granero o una vieja barcaza, hacen de contrapunto en cada instantánea.
Su edad, dinámica y proyección, nos lleva a pensar que aún queda mucho por ver de Febin Raj. Estaremos atentos a más novedades.
