Ilustración de vanguardia neoyorquina
El collage como técnica está viviendo una segunda juventud, eso es indudable. Los entornos digitales han potenciado ostensiblemente sus prestaciones y lo que es casi más importante, disimulado su carencias. La red de redes nos ofrecen cientos, miles, millones de ejemplos cada día, algunos más acertados que otros, pero todos válidos para dar fe de este fenómeno. En este sentido, la obra de la ilustradora, diseñadora y artista estadounidense Johanna Goodman, destaca especialmente en la imparable marabunta de piezas y creadores que intentan subirse al tren de moda.
En esencia, Goodman retrata personajes variopintos ataviados con vestiduras visiblemente desproporcionadas producidos en materiales excéntricos, desde bolsas de supermercado, alas de aves o plantas, hasta ovillos de lana, postales antiguas o icebergs. En cualquier caso, la mezcla de colores, texturas y formas, consiguen composiciones equilibradas, en el sentido más subjetivo de la palabra, que gustan y convencen al observador.
Aunque de primeras el componente artístico en las placas de Goodman es enorme, su formación académica, experiencia e instinto le ha permitido adaptarlas y firmar trabajos para gigantes del sector editorial como Time Magazine, Rolling Stone, Le Monde, The New York Times, The Wall Street Journal, The Washington Post o The New Yorker, por nombrar apenas algunas.
Johanna Goodman y su trabajo es un recordatorio de, que si bien todo está inventado, no todo está bien inventado,… siempre hay espacio para la mejora. En este artículo os compartimos un puñado de piezas que bien sirven para comprender —y disfrutar— su obra un poco más.