El diseñador chileno Juan Carlos Berthelon, nacido en 1946 en Santiago, tiene una vasta carrera profesional y docente. Estudió Arquitectura en la Universidad Católica y la Universidad de Chile. Trabajó en varias oficinas de Arquitectura hasta el año 1972, época en que se inicia profesionalmente en el campo del diseño.
Su primer trabajo fue el desarrollo de la Imagen Corporativa de los Juegos Panamericanos Santiago 75, primer intento de normalización de una identidad corporativa realizado en Chile. Este evento finalmente no se realizó por las circunstancias políticas del período.
Juan Carlos trabajó catorce años como Director de Arte en agencias y oficinas de diseño como Publiart, Matte & Mendez, Walker Diseño y Diseñadores Asociados. En 1987 cofundó la oficina de diseño THEMA y en 1990 crea Berthelon & Asociados. Además de pionero en proyectos de identidad visual en Chile, es autor de memorables imágenes que son parte del patrimonio visual del diseño chileno.
La experiencia acumulada en diseño por Berthelon se relaciona con una amplia gama de proyectos especializados en diseño de comunicación corporativa, imagen y diseño editorial. Ha ganado numerosos premios y distinciones en concursos, bienales de diseño y exposiciones por sus logotipos y memorias. Sus trabajos han sido publicados en libros y revistas especializadas, tanto en Chile como en el extranjero.
En diciembre de 2019 recibió el Premio a la Trayectoria Nacional otorgado por Chile Diseño, Asociación Gremial de Empresas de Diseño de Chile. En el año 2012 publicó el libro de diseño Ludogramas – su interesante y lúdico proyecto personal en que relaciona palabras e imágenes gráficas con su significado. Actualmente Juan Carlos vive y trabaja en Santiago.
Sitio web: ludogramas.cl
Instagram: instagram.com/ludogramas/
Facebook: Facebook.com/ludogramas/
¿Cómo fueron tus primeros pasos en la carrera del diseño en tu país? En otras palabras, ¿cuál fue la percepción de este trabajo en ese momento?
Mis inicios no fueron en diseño, sino en arquitectura. Cuando entré a estudiar a la universidad el año 1966, en Chile no existía la carrera de diseño, y era muy normal en esa época que si uno era buen dibujante, arquitectura era la carrera aconsejada. Las primeras escuelas de diseño nacen entre 1967 y 1968 en las universidades de Chile y Católica de Santiago y también en Valparaíso, y estaban bajo la administración de las Facultades de Arquitectura de las mismas universidades.
Durante mi época de estudiante de arquitectura tuve algunas esporádicas incursiones a nivel muy amateur en diseño gráfico, y algunos premios en concursos de afiches y carátulas de discos.
A mediados de 1972 mi destino era ser un arquitecto. Era el segundo año del gobierno de Salvador Allende y en todas las actividades del país se vivía una gran efervescencia social, agitación política y mucho vértigo.
Ese mismo año regresa a Chile Rodrigo Ampuero, compañero de la Escuela de Arquitectura, quien se había ido en 1969 a Alemania a estudiar en la Escuela de Ulm. Al llegar Ampuero a Ulm se encuentra con que la escuela había sido cerrada meses antes. La mayoría de los profesores se quedaron en Ulm donde tenían sus oficinas y Rodrigo entra a trabajar en la oficina encargada del diseño de lo que sería la icónica imagen de los Juegos Olímpicos Munchen 72, dirigida por Otl Aicher.
Luego de esa experiencia Ampuero decide volver a Chile en 1971.
A su regreso, y conociendo mi interés por el diseño gráfico, Ampuero me invita a trabajar con él en la posibilidad de desarrollar la identidad de los Juegos Panamericanos que se realizarían en Santiago en 1975, propuesta que nos fue adjudicada.
Así, cursando el 5º año de arquitectura y de estar trabajando en arquitectura, pasé de un día a otro a ser uno de los diseñadores de la identidad de los Juegos Panamericanos Santiago 75, un evento de trascendencia internacional, que incluía a todos los países del continente Americano.
Estos fueron mis primeros pasos profesionales en la carrera del diseño, actividad que ejerzo hasta el día de hoy.
¿Se reconoció la importancia de este trabajo?
Lamentablemente, este trabajo -los Juegos Panamericanos Santiago 75- que pudo tener proyecciones impensadas por nosotros en ese momento para el diseño en nuestro país, no logró ser implementado a causa del golpe militar de 1973. El repudio internacional obligó a la junta militar a suspender la realización de los juegos, evento que terminó realizándose en la Ciudad de México.
¿Cómo era el entorno cultural del país en ese momento?
La cultura de nuestro país se relacionó estrechamente con los importantes cambios históricos y sociales que se dieron, tanto en Chile como en nuestro vecindario latinoamericano, durante los años 60 y parte de los 70. Pero tampoco nos era ajeno lo que pasaba en el resto del mundo, el rock, la psicodelia, el arte pop, la guerra del Vietnam, el movimiento hippie, la “píldora”, la minifalda, la revolución cultural china, mayo del 68, la llegada del hombre a la luna, el boom latinoamericano, más otros fenómenos que fueron el motor de la incorporación de la juventud por primera vez como factor de cambio de nuestras sociedades. Con la reforma universitaria en 1967 y 1968 nacen las primeras escuelas de diseño en Chile.
Por entonces, todo el trabajo de diseño se realizaba manualmente. ¿Crees que con la llegada de los ordenadores has perdido algo, o crees que la esencia del diseño sigue siendo la misma, sin importar las herramientas?
Creo que para los que nos formamos en la época analógica del diseño, seguimos enfrentándonos hoy – conceptualmente – de la misma manera que lo hacíamos antes a cualquier nuevo desafío o proyecto.
Siento que hoy el aporte del ordenador, sumado a la experiencia de tantos años de trabajo, me han llevado a saltarme algunos pasos del proceso. Pero no lo siento como una pérdida, por el contrario, lo siento como una evolución propia de esa experiencia personal. La rapidez, la posibilidad de la gran cantidad de alternativas que puedo realizar en menos tiempo, creo que nos ha hecho ganar en eficiencia.
Pero me pregunto como será para los jóvenes que se han formado en plena era digital, donde el ordenador se ha endiosado, y muchas veces buscan en el la solución y no en el concepto, en esa rica experiencia de “pensar la idea”, de imaginar y materializarla en tu cabeza.
Creo que para nosotros la esencia del diseño sigue siendo la misma. Pero, para los jóvenes, no lo sé.
¿Crees que tu trabajo podría haber sido diferente si hubieras tenido acceso a todas las herramientas tecnológicas que tenemos hoy? ¿O no cambiaría en absoluto?
Creo que en algunos trabajos sí, hubiera podido haber algunas diferencias. Pero hay que pensar que todos ellos eran producto de la experiencia y el conocimiento que tenía en esos años, y de la influencia del entorno cultural que vivíamos. Interesante sería saber si tuviéramos que hacerlos hoy, cuan diferentes podrían ser.
Mirándolo ahora, si pudieras, ¿hay algún trabajo propio que hubieras cambiado o hecho de otra manera?
Creo que la respuesta está en parte en la respuesta anterior. ¿Cómo la globalización, la sustentabilidad, el cambio climático y tantos otros fenómenos actuales influirían hoy en la solución final?
En mi juventud tuve una necesidad vital de consumir revistas internacionales y publicaciones de diseño, como Graphis, Idea, Novum y otras, ya que en mi país (Brasil) no teníamos nada local. ¿Cómo ha sido esto en tu caso particular?
En Chile, tan lejos de los principales centros de diseño, a fines de los años 60 y durante los 70, nuestra profesión estaba en sus inicios y eran muy escasas las librerías donde podías encontrar revistas o libros de diseño y, las que llegaban eran muy caras para nuestra modesta economía de estudiantes.
Por lo tanto las bibliotecas de las escuelas de diseño y arquitectura eran nuestra principal fuente de información. Ahí conocí esas maravillosas revistas, como Graphis, Print, Communications Arts, Gebrauchsgraphik. Poco a poco fui suscribiéndome a algunas de ellas, logrando armar una rica biblioteca.
Además, en mi caso particular, fue muy importante el temprano y afortunado encuentro que tuve con el gran diseñador norteamericano Herb Lubalin, mi más importante fuente de inspiración para el diseño de mi posterior trabajo de Ludogramas.
Y cuando digo afortunado me refiero a la suerte que tuve por azar de recibir gratuitamente la mítica revista U&lc (Upper & lower case) desde su primer número en 1973 hasta que dejó de publicarse a fines de los 90. También tuve la suerte de descubrir y suscribirme a la legendaria revista Push Pin Graphics de Milton Glaser y Seymour Schwast, muy influyente en la década de los 70.
El término «diseño», aplicado a todo y a todos, incluidos los nuevos edificios residenciales, ¿puede verse como una trivialización de esta profesión?
Paul Rand instaló una frase con la que todos dicen estar de acuerdo: “Todo, todo es diseño”. Todo lo que es creado por el hombre pasa por un proceso de diseño. Todo cuanto utilizamos para hacernos una vida más fácil, para vivir mejor, fue en pocas palabras diseñado.
Pero no todo es ”buen” diseño. Hay que tener claro que siempre el buen diseño ha estado concentrado en grupos pequeños de diseñadores talentosos, y a veces geniales.
En las publicaciones de diseño siempre vamos a ver el trabajo de estos diseñadores talentosos, lo mejor, la vanguardia del diseño, pero cuando nos asomamos a la simple cotidianidad del día a día, es tan, pero tan vasto el universo de las cosas diseñadas por el hombre, es tanta la información que hoy recibimos que, lo realmente significativo se nos pierde en un mundo de diseño recargado, muchas veces más decorativo que funcional.
Creo que la trivialización tiene que ver más con que hoy el diseño es decorar, ilustrar o embellecer ciertas cosas, cuando el diseño debería ser mejorar esas cosas. Como dijo Jobs “el diseño no es solo lo que ves, sino cómo funciona”.
Hoy me parece que hay un total desinterés de los jóvenes por la información, el conocimiento, etc. Milton Glaser decía que los estadounidenses desconocen todo lo que sucedió hace más de 5 años. Es un hecho que estamos viviendo un desastre cultural, no solo por lo que se ofrece sino también por la indiferencia de una parte de los jóvenes ¿Cómo lo ves en comparación con otras épocas?
De acuerdo a mi experiencia como docente en estos últimos años diría que estoy totalmente de acuerdo con lo expresado por Milton Glaser.
Yo creo que el diseño gráfico es más que el conocimiento y el buen manejo de la tipografía, manejar habilidades de composición y equilibrio, forma, color, proporciones, habilidades de dibujo y manejo de programas.
Diseño gráfico es, principalmente, manejar un lenguaje idiomático, un lenguaje de señales y juego de palabras y símbolos y alusiones, de referencias culturales e inferencias perceptivas, o sea deducir, sacar una conclusión a partir de las proposiciones o antecedentes de los que se dispone.
Introducir estos elementos a tu trabajo implica interesarte y sentir curiosidad por todo lo que te rodea y pasa a tu alrededor. Este conocimiento cultural no puede estar por debajo de las habilidades técnicas y el manejo teórico en la lista de un diseñador. Sin estar constantemente escaneando, controlando y absorbiendo lo que pasa a tu alrededor, no puedes convertirte en un diseñador de éxito. La conciencia cultural es vital para el diseño moderno, y la mayoría de los más destacados diseñadores son personas culturalmente conscientes.
En estos últimos 10 años he comprobado que a la mayoría de los jóvenes que estudian diseño gráfico les falta esa conciencia cultural, esa curiosidad que nuestras generaciones tuvieron, ese hambre por conocer, no tienen referentes de la profesión, ni locales ni extranjeros, no leen libros ni de diseño ni de literatura en general, y sus preferencias van mayoritariamente por la ilustración y diseño 3D, demasiado influenciados por las redes sociales.
¡Es preocupante!
La pregunta clásica: si tienes algún consejo que dar a la nueva generación de diseñadores, ¿cuál sería? ¿Y por qué?
Coincido con lo que han aconsejado muchos de los diseñadores presentados en esta serie de los Maestros: más curiosidad, más trabajo, más lectura, más audacia, menos temor, más humildad, más sensibilidad, más rigor, escuchen más, más hacer, más transpiración, y un largo etcétera de más…