Una experiencia sensorial superlativa
Backbone, el estudio armenio especializado en branding fundado y dirigido por Stepan Azaryan, ha completado un interesante proyecto en el que el diseño, la arquitectura y el buen vino conviven y se potencian para ofrecernos una experiencia sensorial superlativa.
Se trata de Nine, una marca pop-up de vinos concebida como regalo corporativo para el estudio de arquitectura homónimo, propiedad de Garegin Aghuzumtsyan. Con carta blanca desde un principio, la gente de Backbone debía componer una pieza impactante, que perdurara física y psicológicamente en todo aquel que la recibiera. Después de un profundo análisis de situación y contexto, una edición limitada de vinos de autor se presentó como la solución idónea. Exclusiva, evocadora y festiva,… Era lo que se buscaba.
Ya en la mesa de trabajo se decidió apostar fuerte por un lenguaje descaradamente arquitectónico. Una botella estilizada en negro mate fue el lienzo elegido para un etiquetado a mano alzada en clave blueprint. Las artesanales especificaciones contrastan con el impoluto capuchón que en una tipografía de palo seco y capital, exhibe el logotipo del estudio.
Por supuesto, los elementos disruptores y de referencia de la propuesta, son los apéndices cilíndricos y cúbicos de hormigón que se desprenden de la cara frontal del envase. Aunque de primeras su inclusión puede parecer forzada, las relaciones de significado y por sobre todo, la función, echa por tierra cualquier tipo de duda. Formalmente, estos elementos son la interpretación tridimensional del isotipo del cliente, funcionalmente —y aquí está la clave— hace las veces de soporte para almacenamiento y exhibición. Poco sutil pero impactante. «¿Por qué utilizamos hormigón? Porque es el material favorito de los arquitectos», sentencia Azaryan desde su estudio en la ciudad de Ereván.