Intimidades del proceso de diseño mediante el que produjimos el libro Tónico Chaves
Todos los diseñadores hemos leído a Norberto Chaves en su discurrir teórico profesional. Textos como La Imagen Corporativa forman parte de nuestra bibliografía obligatoria. Al conocer su trabajo profesional como consultor (creador de los más serios anteproyectos y fundamentos, colaborando con el trabajo de grandes diseñadores de prestigio internacional) todos acordamos en que Chaves es una de las mentes más lúcidas en nuestro entorno. Y su aporte es fundamental.
Pero algunos también saben que este analista, profesor, teórico y crítico es además un filoso fundamentalista de la realidad, un filántropo con cara de lobo, un «guerrillero solitario» comprometido con cada causa que nos hace mejores como sujetos de la cultura. Algunos de sus últimos libros revelan unos ideales que mantiene firmemente desde su juventud militante, y que hoy, tomando distancia de un mercado laboral extenuante, se permite dejarnos ver. Pero no nos invita a asomarnos a su ventana cual voyeurs sino que se «defenestra» (se lanza estoico) a nuestro encuentro.
En esta línea, durante años de observación privilegiada por el acceso que le confiere su éxito profesional, el maestro también va puliendo la técnica del aforismo, mientras fija con pluma fuente sobre recortes de papel una minuciosa bitácora de reflexiones. Observaciones que originalmente parece haber escrito para sí mismo, pero con tal poder de identificación sobre cualquiera de nosotros que deben ser compartidas, hechas públicas. Para colmo, su forma aforística casa pragmáticamente con la velocidad de nuestro tiempo.
Mientras Norberto recopilaba un año atrás esta profusión de preciosos recortes, se produce nuestro encuentro causal. Durante la primavera europea de 2018, nos presenta nuestro editor y querido amigo, el gran maestro Daniel Wolkowicz. La primera cita es en el Café de l’Òpera de Barcelona, un auténtico reducto modernista (art nouveau) frente al Gran Teatre del Liceu, sobre la Rambla, que he frecuentado durante muchos inviernos. Dato curioso es que durante más de una década mi estudio estuvo ubicado a pocas calles de allí y aún más cerca del estudio de Chaves, en el Barrio Gótico. Más curioso aún es que en todos esos años no nos hayamos cruzado, teniendo en cuenta la repercusión de nuestras actividades profesionales y que tuve el gusto de conocer a algunos de sus contemporáneos (amigos), pioneros del diseño. Hablo de grandiosos, por mí siempre admirados, como América Sánchez (quien me motivó a abrir mi estudio al llegar a Barcelona), Mario Eskenazi (quien vive en el mismo edificio donde Chaves) e Yves Zimmermann (quien redactó el prólogo de mi primer libro publicado por Wolkowicz Editores y por Experimenta Libros. Curiosidades que refuerzan la certeza de la causalidad.
Nuestro encuentro inspiró en Norberto la idea de hacer públicas estas reflexiones. Así me convocó a otra reunión (que también se prolongó durante horas) en la que leyó para mí una gran cantidad de sus aforismos, produciéndome un torbellino de excitación mental. Al despedirnos dejó en mi mano un ejemplar de su libro Desafueros que llevé conmigo a la cabaña de las montañas checas donde pasamos el verano mi mujer, mi hija y yo. Un nuevo libro ya estaba en proceso.
Los aforismos de Desafueros eran de los pocos contactos que tenía en esos meses con la lengua castellana. Me llevaron por galaxias y vericuetos. Reí mucho y me emocioné hasta llorar. Tanto lo analicé hasta comprender que el formato (aforismo) era lo menos conceptualizante de esta obra que nos ocupaba ahora. La forma persigue a la función, pero una vez que la alcanza, no nos quedamos homenajeando a la primera sino profundizando en el conocimiento, acción y efectos de la segunda.
Comenzando la primavera del Hemisferio Sur, llegamos a Argentina ambos casi al mismo tiempo. Nos encontramos en una taberna de Buenos Aires, y allí, por fin, este elegante y encantador maestro me confió una carpeta con todos los textos, manuscritos, originales. Dudo si había copia, porque en la intensidad de nuestras charlas no hay tiempo para preguntas banales y (aunque esta no lo sea) no se lo pregunté. Pero en esa mesa, almorzando y bebiendo convenientemente, le propuse este partido conceptual. Y protegí con mi vida esta gran carpeta. Al leerlos descubrí también que se trata, más que una continuidad en su línea de aforismos, de una obra autónoma, excepcional, única.
Tónico Chaves es un poderoso compendio de 435 reflexiones «comprimidas». Una invitación a reflexionar sobre 22 temas que nos interesan, por cubrir un amplio espectro en los aspectos que la cultura nos ofrece para observar. Para crecer. Para inspirarnos. Para evolucionar. Divertido como diverso. Un libro que dialoga con todo lo leído, con lo visto y oído. Más que un libro, al ser un glosario de invitaciones a pensar, es una obra tonificante. Un tónico.
El tónico es el concepto de la edición. Forma y función se potencian recíprocamente en esta obra editorial completa. El tónico mágico que elegiría llevarme a una isla desierta y el antídoto que necesito para quedarme en la cultura, aún cuando esta pareciera una reiterada desmotivación.
La fórmula se fue perfeccionando en un diálogo epistolar entre los dos. La comunicación escrita es, para ambos, la mejor manera de profundizar el pensamiento conjunto y construir una obra entre dos intelectos reflexivos. En mi práctica profesional es una condición «sine qua non» la comunicación plasmada sobre textos, sean por correo electrónico, chat u otras formas contractuales.
El proceso de diseño gráfico y editorial fue apasionante para mí, porque mi interlocutor es ahora el «cliente» más culto que he tenido. Y como llevo dieciséis años (de veintiséis en la profesión) seleccionando a mis clientes, me enorgullezco al decir que frecuentemente trabajo con y para individuos excepcionales, inteligentes y con cuya relación me he enriquecido profundamente. Aquí, Chaves me incorpora a su selecto grupo de diseñadores asociados, casi todos tan admirados por mí que el desafío fue realmente motivador. El diálogo con Norberto es una gran inspiración y su constante apoyo un incentivo para hacer mejor lo que mejor sé hacer: diseñar. Designar al objeto la perfecta coherencia conceptual que lo vincule al sujeto. Y defender con este proyecto, una vez más, el postulado que muchos profesamos: un libro no es solamente un libro. Un libro es un universo simbólico, un sistema, un libro.
Le servimos el tónico a Wolko (Daniel Wolkowicz) y apartando la cuchara apuró del frasco el dulce y sanguíneo contenido. Yo lo escuché atentamente mientras reía, asentía, fruncía el ceño y finalmente aplaudió apadrinando su publicación, como lo hizo desde el comienzo (sin saberlo o seguramente intuyéndolo, porque nada se le escapa al gran maestro de los grandes diseñadores argentinos). Los tres nos volvemos a nuclear en este bellísimo sello editorial que además nos identifica en varios aspectos.
Y hoy, para nuestra felicidad, el libro llega a España de la mano de Experimenta Libros.
Tuvimos una primer cata del tónico durante la Feria del Libro de Buenos Aires (2019) en el stand de Wolkowicz Editores, que fue una suerte de prueba piloto, con invitados diversos, quienes han respondido exitosamente al tratamiento. Al mismo tiempo el realizador ucraniano Valerii Piataiev realizó un booktrailer en Barcelona y dentro de unos días vamos a filmar una suerte de libro viviente con invitados especiales en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Con ello se «envasa» en forma crossmedia este concepto refrescante que estimula la reflexión y así el intelecto de quienes lo prueben. Con mínimas contraindicaciones, bajo la exclusiva responsabilidad de quien saborea la lectura.
Este artículo, escrito por Felipe Ibáñez Frocham, fue publicado previamente con motivo del lanzamiento del libro Tónico Chaves en Argentina en ForoAlfa.