A la caza de colores
Pantone es uno de los símbolos por excelencia del diseño, su papel e incidencia en el ecosistema cultural y profesional de la comunidad creativa es tal, que ha terminado por convertirse en un verdadero «objeto» de culto e inspiración. La famosa pantonera, herramienta indispensable en la mesa de cualquier diseñador, ha sido homenajeada infinidad veces, la versión achocolatada de Blocd o el sucedáneo digital de Nix, bien valen como ejemplos. En esta ocasión hablaremos de un logrado proyecto fotográfico que, enmarcado en el universo Pantone (nunca mejor dicho), consigue poner en valor el pensamiento creativo, el oficio del diseñador y por supuesto, rendir tributo a una marca que forma parte del paisaje académico y profesional de diseñadores de todo el mundo.
La serie, titulada Pantone Conil, es obra del diseñador sevillano y fundador de Creativa, Ricardo H. Vargas. En ella se retratan, literalmente, los colores de Conil de la Frontera, una pequeña ciudad gaditana de unos 20.000 habitantes. «Los captados en este proyecto son una muestra de los colores del pueblo, una natural paleta cromática, una creativa e hipnótica mirada a la realidad. La idea surge porque quería realizar un proyecto en el pueblo, como devolverle un poquito todo lo que nos da. Es salir de Sevilla dirección Conil y ya nos sentimos como liberados, en la búsqueda y encuentro de nuestros ‘yos’ más auténticos. ¡Conil mon amour!», comenta Vargas.
Por supuesto, la pieza clave de esta serie de 13 imágenes es el soporte en forma de polaroid que Vargas utiliza para enmarcar un momento y lugar preciso durante sus largos paseos por este pintoresco enclave andaluz. Según nos cuenta, relacionarlo y vincularlo a Pantone fue un modo creativo de darle sentido a la idea, «es una herramienta con la que trabajo todos los días en un plano 2D y me parecía interesante llevar la guía universal de colores a un plano real», confiesa Vargas y agrega: «La gente a veces me miraba raro pero moló mucho estar ‘cazando colores’, incluso mi familia se implicó, los más peques disfrutaron porque era como cazar pokemons«.