Se define a sí misma como ilustradora, si bien los trabajos de Polly Becker nacen de la carga emocional y semántica del objeto encontrado, de la fotografía antigua y de su milimétrica composición. Ensamblajes que ilustran artículos para Rolling Stone, Harpers o The New York Times, entre otros.
Pieza para un artículo sobre los estereotipos laborales, Polly Becker, 2001.
Al igual que si de un ser vivo se tratase, las piezas de la ilustradora californiana Polly Becker revelan fuerzas de la naturaleza como el paso del tiempo y la gravedad, efectos impredecibles pero a la vez inevitables. La caducidad de los elementos que las componen y la disposición, en meticulosa tensión con la gravedad, proporcionan credibilidad y realismo a la ficción que narran estas composiciones. En su concepción, los ensamblajes parten del respeto al contexto original de cada una de las piezas que forman estas ilustraciones tridimensionales. Coleccionadas y recolectadas una a una, como un tesoro personal de la creadora, fotografías y objetos cuentan con una historia individual, de cuya integración surge un discurso nuevo e intencionado.
Alejada de la correspondencia literal por la que se concibe gran parte de la ilustración editorial, la diseñadora entiende su trabajo, no como un mero acompañamiento visual en la página, sino como un agente en sí mismo de comunicación. En la fase de concepción y preproducción dibuja bocetos con múltilples anotaciones sobre los «ingredientes» y su modo de colocación. Desde la ingenuidad del universo del juguete, las escultóricas ilustraciones sirven de reflejo y reactivo social de la realidad y los estereotipos norteamericanos. La nostalgia de la fotografía pretérita y la evocación al pasado de las piezas de este collage escultórico, sirven para, paradójicamente, ilustrar el hoy de un modo atemporal.
Pieza preparada para un concurso anual en Seattle de escultura cinética, Polly Becker, 2005.
Artículo publicado en Experimenta 63 con el título Ilustración encontrada.