El cifrado de la música a un lenguaje visual es uno de los ejercicios más estimulantes a los que puede enfrentarse un creador. El diseñador gráfico Daniel Reed, radicado en Sheffield (Reino Unido), propone con Musical Cymatics una alternativa al pentagrama en el que cada una de las notas musicales se representa con una suerte de patrón geométrico con un común denominador, la cimática.
El cifrado musical occidental fue fijado en el siglo XI por el monje italiano Guido D'Arezzo. Entre otras innovaciones, el sistema de D'Arezzo supuso la introducción del tetragrama —predecesor del pentagrama moderno— y la notación de los tonos musicales, los que dieron lugar a una nomenclatura concisa y capaz de traducir la cualidad abstracta de la música al lenguaje gráfico. Las aportaciones rítmicas de los compositores de la Escuela de Nôtre Dame (s. XII) acabaron por completar un sistema que hoy en día sirve como lengua franca del solfeo.
El proyecto de Daniel Reed propone una alternativa a la notación clásica musical. Musical Cymatics sustituye las negras, corcheas y demás símbolos músicales por un repetorio de 64 patrones geométricos que corresponden a las notas naturales de una escala de do mayor —do-re-mi-fa-sol-la-si— durante ocho octavas. “Estoy interesado en el minimalismo y en los diferentes modos de representar datos de una manera sencilla y bonita. Esto supone una mezcla entre mi pasión por la música, la tipografía y el diseño”, destaca el autor.
La morfología de estos patrones responde a la cimática, una disciplina que estudia el rastro físico que causa el sonido sobre los objetos. El físico alemán Ernst Chladni fue el primer en investigar estos efectos colocando una capa de arena sobre una placa de metal y haciendo vibrar este material en diferentes frecuencias. Daniel Reed reprodujo este experimento con un amplificador, una hoja de papel y sal. Cada una de las notas emitidas dibujaba en la sal un esquema geométrico diferente.
Musical Cymatics, Daniel Reed, 2012.
Musical Cymatics, Daniel Reed, 2012.
Musical Cymatics, Daniel Reed, 2012.
Daniel Reed confiesa que se tomó ciertas licencias a la hora de configurar el diseño final de las notas: “si el patrón era confuso o la frecuencia no era lo suficientemente fuerte como para formar una geometría definida, me inspiraba en mis propias sentimientos. Algunas notas tienen bordes afilados y las líneas rectas, como los mis y los sis, con el objetivo de inspirar disonancias.”
El diseñador inglés utiliza el color para introducir matices de ritmo o intensidad en las notas. Una escala de grises significa el tempo —presto, adagio, andante, etc—, mientras que una gama de colores representa el ímpetu, de pianissimo a fortissimo. De la misma manera, el sistema contempla también la posibilidad de crear acordes. Para ello, el diseñador inglés ha dispuesto una plantilla troquelada que, superpuesta al esquema original, hace visibles únicamente las notas que conforman el acorde.
Plantilla y diagrama maestro, Musical Cymatics, Daniel Reed, 2012.
Plantilla y diagrama maestro, Musical Cymatics, Daniel Reed, 2012.
Reed se plantea perfeccionar Musical Cymatics con el fin de conseguir un sistema más intuitivo. Para ello, prevee utilizar un mejor equipamiento técnico con el objetivo de incluir semitonos en en el sistema y hacer coincidir gráficamente un mismo tono en diferentes octavas. El resultado final podrá verse antes de fin de año.
Musical Cymatics, Daniel Reed, 2012.
Musical Cymatics, Daniel Reed, 2012.