No somos de plástico. Somos de mercado
El estudio barcelonés Atipus es el responsable de No somos de plástico. Somos de mercado, un superlativo proyecto gráfico en el que, desde la austeridad, el funcionalismo y buen gusto, ha conseguido dar vida y personalidad a una potente —y necesaria— campaña para luchar contra el plástico de un solo uso en la capital española.
La acción, impulsada por el Ayuntamiento de Madrid, debía paralelamente invitar a los ciudadanos a comprar a granel en los mercados locales. «No somos de plástico es una declaración de intenciones, la formulación de un reto hacia el futuro. Y, a la vez, nos ayuda a subrayar el carácter cercano y humano de los mercados, lugares que están en nuestros barrios, en los que tratamos con personas de tú a tú y a resaltar la frescura de los productos», comentan responsables del proyecto.
La propuesta de Atipus, además de estar a la altura del paisaje gráfico de una de las urbes europeas de referencia, debía poseer la versatilidad suficiente para conectar con todos los públicos y hacerlo de forma rápida y efectiva, porque si bien tendría cierta presencia en medios digitales, se trataba de una campaña para la vía publica. Pasacalles, murales, mupis, vallas, letreros,… serían los encargados de concienciar a los madrileños de la problemática del plástico y los beneficios de la compra a granel. «Debido a las consecuencias del cambio climático, el mensaje sobre la necesidad de eliminar el plástico en el consumo es cada vez más habitual. A día de hoy es un compromiso casi obligatorio. Aún así, los plásticos siguen siendo habituales en el consumo. Por ello, los mercados deben mostrar su implicación hacia un futuro mucho más sostenible. Y esto pasa por expresar este compromiso de forma alta y clara».
El resultado no es otro que un derroche de talento y profesionalidad. Una colección de placas a dos colores y en dos versiones antagónicas, ilustradas con una serie siluetas de envases y contenedores reutilizables. Estas logradas composiciones —que de forma tácita y elegante pone en situación al observador— junto a una ristra de copies, terminan de reforzar el claim y cerrar un proyecto potente y sin fisuras. Lo dicho, superlativo.