Con el objetivo de romper el infranqueable muro que parece a veces separar Occidente y Oriente, ShaoLan, una joven empresaria de origen taiwanés que vive en Londres, es la creadora de Chineasy, un nuevo método mnemotécnico que, además de facilitar la ardua tarea de aprender chino, permite comprender hasta qué punto la escritura es, en la cultura china, indisoluble de la imagen.
Chineasy, ShaoLan, 2013.
Consciente de que la cultura china se está expandiendo en Occidente a un ritmo acelerado y de lo frustrante que puede llegar a ser para muchos, incluidos sus propios hijos, el proceso de aprender chino, ShaoLan se ha propuesto buscar un nuevo método que permita memorizar los caracteres de su lengua materna de manera rápida y divertida. ShaoLan nos recuerda, de hecho, que, a pesar de que para dominar el idioma es necesario saber reconocer y utilizar más de 20.000 caracteres, con tan sólo 200 de ellos podremos comprender el 40% de la información contenida en textos periodísticos sencillos, así como leer sin dificultad la carta de los restaurantes.
ShaoLan se ha dedicado los últimos dos años a estudiar 2.000 de los más comunes ideogramas chinos, identificando más de 100 componentes que se repiten y asociando a cada uno de ellos una imagen que nos permita recordar su significado. De este modo, si combinamos varios de estos componentes, podremos crear nuevos y mas complejos caracteres como si de una construcción de lego se tratara.
Así, por ejemplo, cuando aprendamos cuál es el ideograma empleado para representar el concepto “persona”, será relativamente sencillo que asimilemos también el que significa fuego, pues sólo debemos pensar en un hombre asustado que intenta escapar de las llamas. Del mismo modo, si unimos tres de los caracteres que indican “mujer” tendremos como resultado “discusión”.
El método ideado por ShaoLan no propone solamente una forma lúdica de aprender chino, ya que gracias a él podremos comprender también, aunque no poseamos conocimientos previos, cómo funciona la lengua china, en la que cada uno de los caracteres compuestos no expresan visualmente imágenes concretas independientes de sus componentes. Por el contrario, su significado está determinado por cada uno de los caracteres simples que lo conforman, de manera que su etimología se hace inmediatamente visible.
Chineasy representa un método de aprendizaje innovador e incuestionablemente útil que aprovecha la potencialidad visual que define la escritura china, cuyos caracteres no representan sonidos, como sucede en la cultura occidental, sino conceptos: acciones, acontecimientos, objetos o ideas abstractas.
Cada uno de los ideogramas, por tanto, tiene autonomía semántica, es un universo cerrado desde el punto de vista del significado. Esta peculiaridad es, al mismo tiempo, causa y consecuencia de todo un sistema de pensamiento que lo aleja radicalmente del nuestro y en el que el valor estético del signo, como nos recuerda Estela Ocampo en su libro El infinito en una hoja de papel, se halla incorporado en todos los ámbitos de la cultura china.
De hecho, uno de los motivos que han impulsado a ShaoLan a crear Chineasy es precisamente la voluntad de ofrecer una puerta de acceso al fascinante mundo de la escritura china, una forma de arte que desempeña un rol central en su cultura, hasta el punto de ser considerada la fuente de todas las artes plásticas. Tanto es así, que la presencia de caracteres aislados en papel u otros soportes representan ya de por sí objetos artísticos.
En este sentido, el proyecto representa para ShaoLan también un retorno a sus orígenes, pues su madre, calígrafa de profesión, le enseñó desde muy pequeña los secretos del arte de la escritura. Desde esta perspectiva, su proyecto adquiere significaciones que impiden considerarlo simplemente como un método de aprendizaje inusual. A la vista de los resultados, las ilustraciones que nos permiten recordar el significado de los ideogramas, observamos cómo también en Chineasy escritura e imagen, comunicación y artes pláticas convergen como dos caras de la misma moneda.