Los ilustradores, aquellos silenciosos embajadores de la palabra escrita
Como bien sabemos, en la ilustración editorial el mensaje lo es todo. Además de captar la atención de los inquietos ojos de un potencial lector, una buena pieza es capaz de revalorizar un texto —y al medio que lo publica— de forma casi instantánea, dotándolo de una nueva dimensión, de un mayor empaque,… un buen trabajo es mucho más que un silencioso preámbulo, es el embajador por excelencia de la palabra escrita.
En este sentido, la obra del diseñador, artista e ilustrador suizo Stephan Schmitz bien sirve para ejemplificar esta idea. Dotado comunicador, de una plástica excelsa, las piezas de Schmitz han vestido las páginas de medios masivos como lo son The New York Times, Time Out, New Scientist o The Telegraph, por nombrar solo algunos.
Si bien estilísticamente su propuesta no destaca especialmente, la fortaleza de Schmitz es su capacidad de conceptualización. Soberbio. Sus placas no redundan, apoyan. Ofrecen una visión paralela de temáticas, a menudas complejas, que permiten a los lectores asimilar contenidos desde diferentes ángulos.