¿Lo que funciona no se toca o cambia antes que tengas que hacerlo?
Partiendo de la base de que intervenir, refrescar o reinterpretar un clásico de cualquier disciplina es una tarea como poco, mastodóntica, podemos convenir que hay casos y casos. El que nos atañe en este artículo es el rediseño del logo de la ciudad de Nueva York, una de las piezas de diseño gráfico más famosas de la historia, y no solo por tratarse de la punta de lanza del entramado comunicacional de la urbe por antonomasia, sino también por haber sido parida por el mismísimo Milton Glaser hace ya casi 50 años.
El encargado de «llenar estos zapatos» fue Graham Clifford, un experimentado diseñador estadounidense acostumbrado a trabajar bajo presión y con una cartera de clientes al alcance de pocos. ¿Ejemplos?AT&T, Google, IBM, HP, Samsung, Ford, Puma, Reebok, American Express Mastercard, Rolex, Coca-Cola, Nespresso, Budweiser, Absolut, Tanqueray, History Channel, ESPN, MTV, New York Times,… Y la lista sigue y sigue. Con este curriculum vitae sobre la mesa, en teoría no se podía fallar, y para muchos, así ha sido.
¿El resultado? Bueno, como poco ha levantado ampollas en la comunidad creativa internacional. Argumentos como un obvio facilismo, incómoda asimetría o falta de cohesión, hasta la implementación de una fuente tan manida como la Helvetica o la inclusión de un emoticono de un corazón, se suceden sin piedad por los mentideros de internet. Pasiones a un lado, lo que verdaderamente ha escocido ha sido la falta de riesgo, de ideas,… algo que una ciudad como Nueva York representa y se merece.
«¿Cómo se evoluciona un clásico manteniendo su espíritu? Se nos pidió que diseñáramos un sistema a partir del original de Glaser como parte de una campaña para celebrar nuestra extraordinaria ciudad. Dado que la frase ahora incluye «We» y el acrónimo «NYC», necesitábamos hacerlo lo más versátil posible: expresivo, modular y con emoticonos para expresar toda la vitalidad y variedad de los cinco distritos. Me siento orgulloso de ser parte de esto», comenta Clifford.
El tiempo dirá si Clifford y el comité que lo contrató acertaron y en 50 años estamos quejándonos de un nuevo usurpador, pero ahora mismo, los feedbacks no son nada buenos.
