Al escribir sobre este excepcional sillón, me doy cuenta de que hace muchos, pero muchos años, que lo vengo admirando. Incluso mucho antes de que me percatara que el diseño existía y que llegaría a ser tan importante en mi propio futuro.
Sillón BKF, Bonet Kurchan y Ferrari, 1938.
En esos años de adolescencia en que aún no sabes que cauce seguirá tu vida, existían ya algunos objetos que, como este sillón, me fascinaban. Anunciaban el amanecer de algo nuevo. Eran como una luz que iluminaba aquella sociedad gris, anquilosada en un estilo ramplón y aburrido. Que gusto daba ver como se resolvía un asiento distinto, de un modo sencillo, utilizando unos materiales conocidos: aquello era puro ingenio. Creo que en toda obra lograda, además del placer estético que proporciona a quien la admira, coexiste un placer intelectual más sutil pero no menos gratificante. Este sillón fue como un mensaje de esperanza que explicitaba de un modo tangible, que todo podía reefocarse desde prismas nuevos. Un mensaje que, de un modo inconsciente, entendíamos también como referible a otros ámbitos.
Durante muchos años sólo pude admirarlo en las revistas. Fue como un enamoramiento por procuración, inconsumado. Sólo pude poseerlo en 1953. Fue el primer mueble que compré cuando monté mi casa. Cuatro ejemplares, probablemente copias del original. La funda no era de piel sino de lona, amarilla si no recuedo mal. Sólo entonces descubrí todas aquella cualidades que, de un cierto modo ya intuía. Es curioso ver hasta que punto la sola visión de una imagen puede llegar a revelarnos, de un modo subliminal, cualidades que sólo son comprobables por el uso.
Maravilla en este sillón la sencillez de su diseño y la economía de medios, y todo ello sin restarle ni un ápice de comodidad. Es siempre difícil resolver algo con tan pocos recursos sin mermar algunas prestaciones. Este sillón, por el contrario posee una gran mano que nos acoge en las más variadas y libres posiciones que queramos adoptar: desde el clásico apoyo de la cabeza en los lados, como en un sillón orejero, ladeado en amazona, y hasta el extremo de quedar sentado al revés con la espalda en el asiento. Hay en este siglo pocos diseños que hayan hecho una aportación tan rotunda al mundo del sillón, este es sin lugar a dudas uno de ellos.
Dibujo en perspectiva de la BKF donde se puede apreciar la sencillez de su esquema constructivo, inspirado en el de las sillas diseñadas por Joseph Barly Fenby en el pasado siglo.
Boceto muy expresivo donde se presentan tres posibilidades de utilización.
Bonet, Kurchan y Ferrari. En 1932, cuando todavía era estudiante en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, Antonio Bonet Castellana entró a trabajar en el taller de Josep Lluís Sert. Cinco años después marchó con su maestro a París para colaborar en el mítico Pabellón de la República para la Exposción Universal de 1937. Aprovechando su estancia parisina, Bonet se puso en contacto con el estudio de Le Corbusier, donde conoció a los arquitectos argentinos Juan Kurchan y Jorge Ferrari-Hardoy, que le convencieron para que se trasladase a Buenos Aires, donde fundaron en 1938 el grupo Austral. Con ellos diseñó ese mismo año la butaca BKF, que ganó el Primer Premio del Salón de las Artes Decorativas, iniciando una brillante carrera comercial. Pero esa es otra historia.
Knoll. La firma Knoll fue fundada en Nueva York en 1937 por Hans G. Knoll –el hijo de un conocido fabricante de muebles de Stuttgart–, convirtiéndose al poco tiempo en una de la principales productoras de mobiliario moderno de los Estados Unidos, con un catálogo en el que figuraban piezas de Saarinen, Knorr, Bertoia, Platner, los Eames…, además de la mítica silla Barcelona de Mies, y, por supuesto, la BKF. Y es que aunque esta butaca fue fabricada en un principio por Artec-Pascoe, después de la Segunda Guerra Mundial pasó a ser producida con el nobre de Butterfly por Knoll.
Diseño: Bonet, Kurchan y Ferrari
Año: 1938
Medidas: 93x715x750 cm
Altura del asiento: 315cm
Materiales: Estructura de acero barnizado y cuero
Fabricante: Knoll
Publicado en Experimenta 20 con el título Sillón BKF.