Queríamos diseñar un producto icónico y democrático
Referirse a una silla de plástico para exteriores como «hermosa», es mucho decir. Este tipo de piezas, presente en casi todas las casas (o al menos en el imaginario que tenemos de una), están más cerca de ser un mal necesario que un must en la lista de utilidades y caprichos para nuestros hogares. Bueno, al menos hasta ahora.
Los diseñadores italianos Alessandro Stabile, Carolina Martinelli y Vittorio Venezia presentan 1:1, una silla de plástico moldeado cuyo vuelo estético y fondo conceptual la postulan para ser «aquella hermosa silla de plástico».
Vamos primero con la apariencia. De líneas precisas, esenciales, llama la atención como su marcada robustez no impide ofrecer una sensación de ligereza. De no ser por el color, probablemente la única pista que nos indica su materialidad, podríamos estar hablando perfectamente de una pieza para espacios indoor domésticos.
Ahora toca el turno de su punto fuerte. Según comentan sus propios creadores 1:1 es el resultado de cinco años de exploración y reflexión de lo que debería ser, o al menos como se debería encarar, el diseño de un asiento de esta tipología: «Buscábamos una silla que fuera representativa del mundo contemporáneo, en términos de tecnología de producción, métodos de venta y características de uso. Queríamos diseñar un producto icónico y democrático, destinado a venderse en línea y decidimos investigar».
Efectivamente, la propuesta de este equipo creativo multidisciplinar se cimienta en una serie de factores determinantes hoy en día, como son el proceso de fabricación o el almacenamiento y transporte preventa. Compuesta de solo seis piezas (cuatro patas, respaldo y asiento ), 1:1 no necesita de herramientas para su montaje y por su ingenioso diseño, cada unidad sale de la moldeadora lista para ser enviada al cliente. Estas características, además de abaratar el coste final de producción y logística, reduce ostensiblemente su huella de carbono.
Para terminar la nota negativa, o mejor dicho, menos atractiva: con la cantidad de opciones de la que se dispone actualmente, la materia prima podría haber sido reciclada; aunque los responsables del proyecto tienen una opinión formada al respecto: «La mejor manera de hacer un producto sostenible es extender su vida útil… queríamos un producto de calidad pero democrático que pudiera reemplazar todas esas sillas mal hechas que andan por ahí».