El diseño industrial siempre ha buscado una manera de proponer soluciones racionales y reflexivas a través de la premeditación y la planificación previa. La joven diseñadora alemana Annika Frye parte justo del extremo contrario: la improvisación. La serie AdHocker, compuesta por tres banquetas, quiere dejar espacio a la espontaneidad.
AdHocker #2, #3 y #1, Annika Frye, 2011.
“La banqueta, el mueble más sencillo que existe, es a menudo improvisado en su construcción. Aún así, la banqueta tiene que respetar las reglas de la estabilidad y el uso”. El proyecto AdHocker, creado por la diseñadora alemana Annika Frye como proyecto de graduación y presentado en el Internacional Design Festival Berlin (DMY), apuesta por dar usos más flexibles y creativos a la silla sin por ello perder su esencia constitutiva.
La espontaneidad, según Frye, puede aparecer en cualquiera de las etapas de uso y fabricación de las banquetas: en el proyecto del objeto, en su producción o en la utilidad que el usuario le da al final del proceso. Así, cada una de las variantes que presenta Frye explora una de las etapas.
AdHocker #1 es una banqueta hecha de contrachapado y cinta adhesiva cuyo proceso de fabricación recuerda más al de un ejercicio de manualidades que a un diseño industrial. Frye reivindica la maqueta como producto final que, pese a las apariencias, resulta estable y sólido, gracias a la estructura en estrella del asiento.
AdHocker #2 propone reunir en un mismo mueble dos tipologías tan distintas como una banqueta y una manta. Ante esta insólita combinación, el usuario se ve obligado ya no sólo a improvisar nuevos usos, sino a redefinir cuáles pueden ser las funciones de una banqueta. “Puede ser una alfombra, un mantel, una manta, una escultura, un escondite donde guardar objetos desordenados o una banqueta con diferentes alturas”.
Por último, AdHocker #3 propone un taburete cuyo respaldo está formado por unas tiras de tela cosidas y rellenas de espuma. La idea surge como consecuencia de las primeras etapas del proyecto, cuando Frye decidió pegar al armazón de roble pedazos de pósits como respaldo. Así, la banqueta puede convertirse en una silla con tan sólo arrimarla a una pared.