El agresivo empuje de la modernidad ha situado al borde de la extinción al oficio de mimbrero en la localidad chilena de Chimbarongo. El estudio chileno Eggpicnic rescata las técnicas tradicionales del mimbre en Amalia, una silla que combina el trabajo artesanal con los procesos formales propios del diseño.
Amalia, Eggpicnic, 2012. Fotografía de Paolo Remedy.
El estudio Eggpicnic, formado por los diseñadores Christopher Macaluso y Camila de Gregorio, aborda con Amalia un proyecto que busca resucitar la tradición artesanal del mimbre de Chimbarongo, una localidad situada a 160 km de Santiago de Chile. Desde principios del siglo XX, el pueblo fundamentó su crecimiento económico en el trabajo de este material, hasta tal punto que llegó a ser conocido como la “capital del mimbre”. Hoy, esta actividad ha quedado relegada a un segundo plano: los jóvenes se interesan más por el trabajo en frutales y viñedos, que ofrecen mejores condiciones económicas y laborales.
Según explica el estudio, en la cultura contemporánea los objetos industriales carecen de una personalidad simbólica, se han convertido en meros recipientes exentos de vida. Así, el aspecto más anímico se refugia en la artesanalidad, capaz de estalecer un vínculo emocional entre el objeto y el productor. La interrelación entre el material y el trabajo manual da como resultado una afectividad que extiende la personalidad de su creador al objeto.
El proceso de fabricación del mimbre incluye diferentes etapas: recolección de los campos de mimbreras, cocción a altas temperatures en ollas gigantes —que modifica el color de las ramas con el fin de hacerlas más atractivas al cliente—, pelado o “descarado”, secado y trenzado final a mano.
Amalia, de 80x80x65 cm, dispone de una amplia carcasa de mimbre que se adapta al cuerpo gracias a un respaldo sinuoso. El interior está conformado por un armazón que estructura y aporta solidez al mueble. Asimismo, se han dispuesto dos orificios laterales para poder almacenar objetos en el interior del sillón. Eggpicnic ha contado para su fabricación con la participación de Francisco Palma y Mario Rojas, maestros mimbreros. Cada una de las piezas se fabrica bajo pedido.