Marni ha presentado en el Spazio Umbria de Milán el proyecto Animal House. Los muebles que conforman el proyecto aparecen en la exposición acompañados de animales del hemisferio sur. Muebles y esculturas han sido manufacturados en metal y PVC en color por un grupo de sesenta mujeres colombianas en el contexto de una iniciativa solidaria.
Animal house, Marni, 2014.
De Colombia a Milán han viajado los objetos que componen la colección Animal House de Marni, para ser expuestos en el Spazio Umbria de Milán con motivo del Salone Internazionale del Mobile celebrado el pasado mes de abril. Siguiendo la estela de la colección 100 Sedie que la firma produjo en 2012, Animal House es la creación con la que Consuelo Castiglioni nos deslumbra en el año del vigésimo aniversario de la fundación de la marca. Junto al mueble, animales exóticos se exhiben en esta muestra que deja boquiabierto al visitante. Sillas con uno o dos reposabrazos, mecedoras, tumbonas y mesas se alternan con estatuas de avestruces, burros, jirafas o flamencos.
Animal house, Marni, 2014.
Animal house, Marni, 2014.
Los objetos han sido manufacturados por mujeres colombianas, artesanas que dejan su huella impresa en la obra. Con el nombre de «asimetrías», los artífices sugieren el carácter único de cada pieza. La simetría ha sido voluntariamente eliminada, de manera que las formas que componen las siluetas de animales y muebles son irrepetibles; objetos que se alejan del producto de fabricación en masa.
Animal house, Marni, 2014.
En los vacíos que existen entre las cuerdas de metal forjado con las que se han hecho las estatuas, se vislumbra el paisaje en el que están inmersas, y éstas, a su vez, proyectan su silueta, como sombra, en el espacio. La armonía de la que carecen en principio, la adquieren al camuflarse en el ambiente. Pero los colores cálidos del PVC han sido combinados de manera que los objetos no puedan pasar desapercibidos.
Animal house, Marni, 2014.
Animal house, Marni, 2014.
La maleabilidad es, por lo tanto, un rasgo que define toda la obra, ya sea por su colocación como por su uso. Si, por un lado, estos objetos podrían dotar de cierto carácter estrambótico a los interiores de las casas europeas, en las casas coloniales y porches rurales de Latinoamérica la modernidad quedaría asegurada. Por otro lado, en lo que respecta a su uso, las sillas y mesas de Marni han sido construidas para que quien las posea pueda cambiar a su gusto la disposición: unidas en sus extremos por reposabrazos adaptables, las sillas se deslizan autónomamente; siendo, el espacio que las separa, cambiante.
Animal house, Marni, 2014.
Las combinaciones espaciales potencialmente infinitas de esta colección, ademas de reproducir un rasgo distintivo en Marni, resumible en la expresión ready-to-wear, donde los vestidos son combinables de múltiples formas, conlleva un mensaje implícito: la voluntad de la marca de seguir diseñando, de crecer con la mirada puesta en el futuro.
Animal house, Marni, 2014.
Animal house, Marni, 2014.
Otro de los aspectos llamativos de este proyecto es que sea una edición limitada charity. Los objetos, como ya hemos dicho, fueron elaborados por mujeres de Iza (Colombia). El pueblo, tras quedar devastado por el cierre de la compañía petrolífera que en los últimos años había abastecido económicamente a sus habitantes, encuentra en Marni una ayuda para la subsistencia de algunas familias. Lo que empezó siendo un taller de producción de telas y pinturas se ha convertido en un espacio en el que se trabajan, con versatilidad, todo tipo de materiales. El proyecto reafirma su iniciativa solidaria donando parte de las ganancias a la Asociación Sogni Onlus, a cargo de niños enfermos en estado terminal.
Producción de Animal house en Iza (Colombia), Marni, 2014.
Producción de Animal house en Iza (Colombia), Marni, 2014.
Producción de Animal house en Iza (Colombia), Marni, 2014.
Producción de Animal house en Iza (Colombia), Marni, 2014.
Producción de Animal house en Iza (Colombia), Marni, 2014.