Centenario de la creación de la escuela Bauhaus
En 2019, Alemania celebrará el centenario de la fundación de Bauhaus, la escuela de diseño que revolucionó el pensamiento creativo y artístico del mundo. En sus 14 años de existencia, influyentes artistas modernistas enseñaron en la escuela y muchos de ellos emigraron, extendiendo la herencia de Bauhaus al mundo. El centenario de la escuela será uno de los grandes eventos culturales del 2019 y contará con importantes exhibiciones en Alemania y otros países. Algunas, como la exposición Bauhaus imaginista ya se encuentra en marcha desde marzo, explorando las interconexiones de la escuela con los diversos movimientos de reforma del mundo, aquellos que veían al arte como agente del cambio social. Japón, China, Rusia y Brasil llevan adelante exposiciones que se complementan con talleres y simposios en India, Estados Unidos, Marruecos y Nigeria. Un gran despliegue que confluirá el año entrante en Alemania con numerosas ciudades celebrando este centenario.
Los ideales Bauhaus
Bauhaus (casa de la construcción en alemán) fue un proyecto de artes, oficios y arquitectura experimental, cuyo devenir estuvo muy ligado al clima político y social de la época. Su nacimiento está vinculado al surgimiento de la República de Weimar, un período democrático pero altamente inestable de la Alemania de la primera postguerra. En ese contexto, la creación de Bauhaus fue una apuesta a la reconstrucción de la sociedad, a partir de herramientas concretas que permitieran revolucionar la vida cotidiana, la vivienda y la convivencia. El arquitecto Walter Gropius fundó la escuela el 1 de abril de 1919 con el objetivo de superar la división entre el artesano y el artista, y eliminar las diferencias sociales a través del trabajo creativo. El clima político y económico de aquel entonces obligó a la Bauhaus a migrar en dos oportunidades: a Dessau, en 1925, y a Berlín, en 1932. Allí, finalmente, perseguida por el partido Nazi, la escuela cerraría sus puertas al año siguiente, dejando un legado de alcance mundial en expansión.
Diseño asequibles para todos
Los impulsores de Bauhaus estaban convencidos de que el arte podía dar respuestas a las necesidades de la sociedad. En este sentido, en un momento en que la economía del país sufría los embates de las postguerra, Gropius creía que los objetos cotidianos debían ser rediseñados para fabricarse de forma rápida y económica, con el objetivo de que el buen diseño fuera asequible para todos. Esta época se correspondió con la fase más idealista, expresionista y experimental de la escuela. A partir de 1923, con la incorporación de László Moholy-Nagy, el Constructivismo Ruso y el Neoplasticismo (buscar la esencia del arte eliminando lo superfluo) entraron a la Bauhaus. Siguiendo estos principios, Herbert Bayer diseñó un estilo tipográfico que eliminaba las mayúsculas y las serifas, creando la fuente geométrica digitalmente conocida como Architype Bayer. La explosión del diseño gráfico y la publicidad signaron el rumbo de la escuela y la revolución creativa alcanzó todas las artes, la fotografía, el diseño y la arquitectura, transformando radicalmente la enseñanza.
Nombres que engrandecieron la escuela
Bauhaus tuvo distinguidos representantes como Walter Gropius, Ludwig Mies van der Rohe, Paul Klee, Wassily Kandinsky y Oskar Schlemmer, pero muchas mujeres también enseñaron y se formaron allí. La escuela fue una de las primeras en abrir sus puertas al género femenino, sin embargo, el país, la educación y el arte seguían siendo espacio dominados por varones. Gropius, por ejemplo, tendió a confinar a las mujeres a los telares, en la creencia de que no estaban capacitadas ni física ni mentalmente para otras artes y que tan sólo podían pensar en dos dimensiones (no en tres como los varones). A pesar de las grandes barreras que supuso este pensamiento, mujeres sobresalientes como Lilly Reich, Marianne Brandt, Anni Albers, Eileen Gray, Albers o Gunta Stölzl hicieron frente al dominio masculino, convirtiéndose también en destacadas representantes del modernismo. Sillas como la Barcelona y la Weissenhof de Lilly Reich o la lámpara de globo y la luz Kandem nº702 de Marianne Brandt se convirtieron en íconos del diseño moderno.
Dessau y Berlín, nuevos desafíos
Perseguida políticamente, en 1925 la Bauhaus se traslada a la ciudad industrial de Dessau. Allí, la institución fue oficialmente llamada “Escuela de Diseño” y se instaló en el famoso edificio de arquitectura racionalista diseñado por Walter Gropius con la ayuda de los talleres de la escuela. Las asignaturas artísticas fueron reemplazadas por cursos orientados al diseño industrial y la colaboración de la industria local resultó altamente productiva para la escuela. La mayoría de los productos y edificios más reconocidos de Bauhaus corresponden a esta época: desde los muebles tubulares de acero de Marcel Breuer y el cenicero de Marianne Brandt hasta el papel pintado Bauhaus. Pero con la llegada de los nazis a Dessau, en 1932, se puso fin a la ayuda financiera que la institución recibía del estado y la escuela se trasladó a Berlín, donde finalmente las autoridades alemanas ordenaron su clausura el 11 de abril de 1933.
El mundo entero es una Bauhaus
La escuela cerró sus puertas pero sus ideas aún perduran. Muchos Bauhauslers se exiliaron y contribuyeron a la difusión de los valores de la institución en todo el mundo. Y en 1996, las edificaciones de la Bauhaus en Weimar y Dessau fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Actualmente, la escuela representa la idea de un diseño interdisciplinario, universal y compartido, orientado por la experimentación y la búsqueda de inspiración en el mundo. No existe un estilo Bauhaus, la diversidad y la heterogeneidad fueron sus particularidades. Su enfoque fue más el de las mentes abiertas a lo nuevo y a la reinvención del mundo que el de la instalación de un estilo unívoco y cerrado. Bajo el lema «Die Welt neu denken» («repensar el mundo«), el gran centenario de Bauhaus se celebrará siguiendo su tradición: experimental, multiforme, transnacional y radicalmente contemporánea.