Prótesis mobiliarias
El mobiliario urbano cumple un papel fundamental en la estética y funcionalidad de una ciudad. Puede llegar a definirla arquitectónicamente y ayudar a construir su identidad, y por osmosis, la de sus habitantes.
Mientras existe una corriente que propone piezas cuyo objetivo pareciera priorizar la contención y disuasión por sobre la hospitalidad, como los recogidos en el artículo escrito por Jordi Blasi, docente en ESdesign y colaborador asiduo de Experimenta, existen proyectos como Boll, desarrollado por el diseñador industrial francés, Adrian Blanc, que apuestan por la transformación de uno de los elementos más hostiles de un paisaje urbano, los bolardos de hormigón.
La propuesta de Blanc es, en principio, simple. Una colección compuesta por silla, mesa y banco, desprovista de sus patas. Estas extensiones mobiliarias aprovechan la naturaleza cónica de los pilotes, para encastrarse a éllos por presión, transformando forma y función de un objeto cotidiano, en un solo movimiento.
El proyecto, desarrollado para la semana del diseño de Lyon, es un ejemplo digno de rescatar. Por su aporte al bienestar común, por su intervencionismo arquitectónico desde el diseño y por insultante simpleza y genialidad.