La empresa norteamericana 3D Systems acaba de presentar en el Consumer Electric Show de Las Vegas, la serie de impresoras de alimentos 3D ChefJet; las primeras en su categoría que se pueden adquirir en el mercado. Las llamativas figuras de azúcar, monocromas o en colores, comestibles y con certificación de la National Sanitation Foundation, representan una importante innovación en el campo más creativo de la tecnología 3D.
Pastel de chocolate. Chef Jet, 3D Systems, 2014.
Detrás de ChefJet están la imaginación y el ingenio de Kyle y Liz von Hasseln, una pareja de biólogos moleculares y arquitectos, cofundadores del estudio de microdesign Sugar Lab y actualmente directores creativos en 3D Systems.
El encuentro entre la proveedora puntera de impresoras 3D, siempre en la vanguardia de la investigación tecnológica, y la creatividad de Sugar Lab abre nuevas posibilidades para los profesionales de la pastelería y el arte culinario. Explora, además, un novedoso ámbito de aplicación de la impresión tridimensional, capaz de extenderse hasta tocar expresiones de tipo artístico.
La forma de los dulces puede reproducir geometrías únicas y matemáticamente exactas (resultado casi imposible de conseguir con un molde tradicional). Para facilitar la creación de prototipos personalizados y permitir el “diálogo” entre la impresora y el maestro pastelero, 3D Systems pone a disposición de sus clientes un software de modelado fácil y con una interfaz intuitiva, apto incluso para quien no esté familiarizado con las herramientas CAD.
La serie de impresoras presentadas por Avi Reichental (presidente y director ejecutivo de 3D Systems) consta de dos modelos distintos. El primero –ChefJet– fabrica pequeños pasteles monocromos y saldrá a la venta a partir de la segunda mitad del año por, aproximadamente, 5.000 dólares. El segundo modelo –la ChefJet Pro, cuya complejidad, tamaño y, por lo tanto, coste duplican– imprime prototipos a todo color, utilizando un sistema de impresión por inyección de colorantes comestibles.
Ambos modelos ChefJet imprimen, capa por capa, adornos de azúcar (que, derretido y compactado con agua y alcohol, sustituye los materiales sintéticos normalmente utilizados en la impresión 3D) o pequeñas esculturas de chocolate, que se pueden aromatizar con distintos ingredientes, como menta y vainilla. Definitivamente, sí, la gastronomía representa, tal como afirma Liz von Hasseln, “una increíble plataforma de creatividad y de experimentación”.