De las ondas hertzianas a los paquetes de datos
Pizzolorusso, el estudio de diseño finlandés fundado en 2010 por Emanuele Pizzolorusso, es el responsable de CityRadio, un curioso y atractivo reproductor de radio portátil que reinterpreta las formas, funciones y hasta el propio sentido de la radio de transistores de toda la vida.
Este dispositivo, que ha sido desarrollado para la icónica editora florentina especializada en objetos de diseño, Palomar, ofrece a sus usuarios acceso a emisoras de radio de todo el planeta agrupadas por ciudades. Atenas, Pekín, Berlín, Buenos Aires, Moscú, París, el Cairo… 18 en total hasta la fecha. La selección geográfica se realiza a través de fichas magnéticas intercambiables que al adherirse en la faceta frontal del volumen, se convierten instantáneamente en botones. La selección de las estaciones por su parte, se consigue mediante una rueda infinita situada en una de las caras laterales.
Y aunque el no va más hubiera sido que captara en efecto ondas hertzianas y no fríos paquetes de datos de internet, el dispositivo de Pizzolorusso lo compensa con una lograda experiencia táctil, una estética atrevida (homenaje indudable a la etapa «Braun» del inmortal Dieter Rams) y por último y más importante, un cambio de relato en el uso y objetivo de la radio en si misma. «CityRadio es una caja mágica que te conecta con ciudades de todo el planeta. Esta radio te permite viajar sin máscaras, puntos de control o restricciones», comentan desde Palomar al respecto del carácter «exploratorio» de su nuevo producto.
Sobre las especificaciones técnicas no hay mucho que decir: Bluetooth, USB, altavoz de 5 vatios, batería recargable de ion de litio y unas dimensiones de 21 x 7,5 x 3,7 cm. Está disponible en dos gamas de colores: azul pálido con negro y beige con rojo. Puedes hacerte con una por algo menos de 100 euros.
La nota negativa —porque todo hay que decirlo— se la lleva el proceso de sincronización. Para que CityRadio funcione necesita de una aplicación para smartphones y por supuesto, un smartphone con conexión a internet.
Más allá de sus puntos flacos, o mejor dicho menos atractivos, y la aplastante obviedad de que cualquier móvil inteligente es capaz de ofrecernos los mismos servicios y de forma gratuita, el acierto de Pizzolorusso ha sido su capacidad de reinterpretar un objeto legendario que está viviendo sus últimos días y trascenderlo a una nueva dimensión.
