Cuatro buenos ejemplos de creatividad, compromiso y profesionalidad
La pandemia del COVID-19 nos ha obligado a conectarnos digitalmente en muy poco tiempo. Aunque ahora estemos más conectados que nunca, es curioso ver cómo las nuevas generaciones de diseñadores, nativas digitales, apuestan por la desconexión digital. Parece paradójico que los jóvenes de la generación Z sean los que propongan mantener la privacidad en el mundo digital o alejarnos de las redes y pantallas. Son una generación conscienciada con los problemas sociales, con el medio ambiente y todo lo que nos rodea. En este sentido, la sostenibilidad, la economía circular y las nuevas formas de dar salida a residuos están muy presentes a la hora de crear nuevos productos. Todo esto queda demostrado en los proyectos finales de carrera de la hornada de alumnos de Elisava del 2020. Alumnos que también se vieron obligados a terminar sus proyectos de final de grado en pleno confinamiento, sin clases presenciales y tutorías online.
Orwell: la rebelión digital
El proyecto Orwell, de Sergio García, muestra una forma de vestir la privacidad “online”. Propone un sistema de productos que ofrece privacidad de identidad en las redes sociales. Una parte del proyecto es el símbolo o logotipo llamado ORWELL, que se coloca en la ropa como un estampado o parche. De esta forma las personas podrán comunicar su deseo de no aparecer en las publicaciones online de otros a través de la ropa que usan. El proyecto también propone ORWELL_NOISE, una herramienta digital creada con Spark AR de Facebook que reconoce el símbolo cuando aparece en cámara y oculta la cara del usuario con una máscara facial virtual.
You vs The Machine: Tecnología y opresión
En el contexto social actual, plenamente digitalizado, la tecnología ha adoptado muchas veces un papel político, como arma que amplifica el poder y la autoridad de algunos, al tiempo que reproduce las mismas desigualdades e injusticias. El proyecto de Maria Moreso, You vs The Machine deconstruye la opresión tecnológica en tres partes: vigilancia, discriminación y manipulación. En respuesta a este enfoque, se ha diseñado un kit que consta de tres ejercicios, cada uno referido a un tipo de opresión. El objetivo principal del kit es concienciar y reflexionar a través de la propia experimentación del usuario.
Lleig: los cánones de belleza afectan, también, a las frutas y verduras
El proyecto Lleig, elaborado por Julia Roca, presenta cuatro productos cosméticos que parten de un solo vegetal reivindicando así su desaprovechamiento: jabón, crema hidratante, zumo y piel deshidratada. Toneladas de frutas y verduras se desechan por no pasar los cánones estéticos. Aunque el aspecto no interviene en la calidad nutricional del alimento, se utiliza como estrategia de marketing. Lleig presenta un ritual de cosméticos mostrado como un elogio a la salud, que busca potenciar la belleza esencial a través de sanar la belleza externa e interna.
Agro: dar vida a los residuos
El proyecto Agro, elaborado por Berta Daina, plasma como un sistema basado en el reciclaje puede ofrecer una nueva perspectiva hacia la economía circular y la relación entre los residuos y sus múltiples posibilidades. El proyecto plantea como podemos reciclar el residuo orgánico para darle una segunda vida a través de la creación de biomateriales. Es el caso de la colección de bolsas elaboradas a partir de bioplásticos y la colección de vajilla a través de biocerámica, como por ejemplo, la cáscara de huevo.