El deber de humanizar la tecnología
Aunque la irrupción de la tecnología en nuestra sociedad ha mejorado directa o indirectamente cada aspecto de nuestras vidas, también es verdad que su uso —o mal uso— en determinados momentos, situaciones o circunstancias sigue suscitando dudas. Uno de estos territorios inciertos es indudablemente el de la educación infantil. ¿Cómo, cuándo y con qué tipo de tecnología es apropiado que interactúen los más pequeños? ¿Deberíamos impedirlo o por el contrarío, incentivar su uso?
El Diseño, como no podía ser de otra manera, está ofreciendo una gran variedad de respuestas para acercar posturas y arrojar algo de luz sobre una problemática mucho más compleja de lo que en principio podría parecer. Proyectos como el tutor virtual de NewDealDesign, los bloques electrónicos de Makeblock, el smartphone modular de Abardeen o los juguetes interactivos de cartón de Nintendo, son apenas un puñado de acciones que bien sirven como muestra para ejemplificar el nivel de compromiso que la comunidad creativa internacional mantiene al respecto.
En este sentido, Studio Fantasio ha puesto sobre la mesa una interesante propuesta que conjuga de forma notable software y hardware de última generación, con cartón reciclado y filosofía DIY. Se trata de Animate, un juego de construcción para niños de 6 a 10 años de una aparente simpleza que tiene como objetivo, según confiesa Matthieu Muller, cofundador de Studio Fantasio: «Humanizar la tecnología».
Animate se compone de ocho piezas electrónicas (batería, vibrador, timbre, sensor ultrasónico, dos motores y dos ledes), una cuchilla plástica para cortar cartón, un conjunto de conectores para unir componentes y tres tipos diferentes de cables eléctricos. Con esta «materia prima», sus jóvenes usuarios podrán crear juguetes móviles, sonoros, independientes,… prácticamente solo limitados por su propia imaginación. «Comenzamos por buscar la forma de transformar algo muy complejo como la electrónica, en algo accesible, intuitivo y divertido. Casi de forma instantánea llegamos a la idea de crear una set de herramientas para que ellos mismos pudieran, no solo crear sus propios juguetes, sino también, animarlos», comenta Sarah Willemart, cofundadora de Studio Fantasio.
La propuesta de este joven estudio, que fue desarrollada a pedido del gigante chino de las telecomunicaciones, Oppo, se completa con un manual ilustrado que va guiando al usuario por las funciones de cada uno de los componentes y sugiriendo posibles combinaciones.
Probablemente debido a la exponencial evolución de la tecnología, tanto la sociedad como los núcleos familiares, se han visto sorprendidos y desbordados por gadgtes y servicios que hace apenas unas décadas eran solo una fantasía. Proyectos como Animate están consiguiendo normalizar lo extraordinario y mejorar la vida de todos haciendo una correcta interpretación de las circunstancias y necesidades, tomando lo mejor de cada mundo.
