El filósofo del arte
El fallecimiento de Gillo Dorfles, el 2 de marzo pasado, poco antes de cumplir 108 años de edad, ha puesto fin a la trayectoria de uno de los más poliédricos personajes del diseño y la cultura. Este médico psiquiatra, crítico de arte, pintor, profesor y filósofo italiano nació el 12 de abril de 1910 en Trieste (cuando aún pertenecía al imperio austrohúngaro). Por su vasto recorrido intelectual y artístico, Dorfles resulta una figura de ineludible referencia dentro del panorama cultural contemporáneo. Sus ácidas reflexiones sobre: el hombre kitsch como uno de los mayores problemas que enfrenta la estética; la dependencia del individuo ante los objetos creados; la diversidad creativa; la velocidad del ritmo de la vida y la moda; y la realización artística contemporánea y su relación con la industria; entre otros temas de estudio, han enriquecido de un modo determinante el mundo del arte y el diseño.
La mirada del artista
En 1948, Dorfles funda con Atanasio Soldati, Gianni Monnet y Bruno Munari, el Movimiento Arte Concreto (MAC) con el objetivo de promover la pintura no figurativa y, en particular, aquella predominantemente geométrica. Como artista, Dorfles, tuvo una dinámica y fecunda actividad en la década del 50, con una propuesta pictórica signada por líneas totalmente libres y guiada por el poder que genera el contraste de color. Una mirada que recuerda a los juegos cromáticos de Paul Klee o Joan Miró. Luego, Dorfles pasaría a ocupar las cátedras de Estética en la universidad de Milán, Cagliari y Trieste, y a dedicarse con mayor intensidad a la crítica del arte, dejando de lado su actividad pictórica pública. Sin embargo, puertas adentro, nunca abandonaría la pasión por la pintura y el dibujo. En septiembre de 2016, fueron expuestas en el Instituto Europeo de Diseño (IED) de Madrid algunas obras de su período más recientes (1991-2011).
El arte y la simulación
Dorfles observó con gran inquietud el hecho de que, en consonancia con las tendencias de la civilización actual, el gusto por la obra artística cambiaba con demasiada rapidez, casi como respondiendo a la lógica de “cómprese, úsese y tírese al basurero”. Y entender esa continua y vertiginosa transformación de la realidad y los cambios que le aportaba al arte fueron algunas de las mayores preocupaciones del filósofo. Dorfles llegaría incluso a trazar límites tentativos de lo que llamamos “arte”, convencido de que múltiples acontecimientos que se nos presentan como tal, no son más que meras simulaciones. En este sentido, se refirió al arte como acontecimiento y a su falsificación como seudoacontecimiento; y para señalar esta diferencia recurrió a términos como “hecho-ide”, “artefacto-ide” o fetiche, intentando aludir a desviaciones (por ejemplo, en el uso excesivo o sin propósito de la tecnología o la técnica) que dan origen a meras imitaciones del arte, faltas de verdadera creatividad.
El diseño, el arte de la sociedad industrial
En 1955, Dorfles, junto con el arquitecto Zanusso, organizó una muestra de diseño italiano en la que por primera vez el producto industrial era considerado arte. Luego, fundaría junto a otros profesionales la Associazione di Disegno Industriale (ADI), siendo su aportación fundamental para que el diseño industrial fuera considerado al mismo nivel que el arte. Sin embargo, el crítico notaría años después que el diseño habría caído en una exageración de esta tendencia: “En los últimos tiempos se ha puesto de moda el denominado Artdesign. Una de las formas más peligrosas del diseño contemporáneo. ¡Ay del que quiera hacer un objeto del diseño que sea decididamente artístico!”, se lamentó Dorfles en entrevista con Experimenta Magazine , recordando que el diseño no puede prescindir de su funcionalidad. Y en este sentido, en otro diálogo con nuestra revista, sentenció también: “El creciente número de galerías que presentan diseños artísticos es sólo uno de los muchos engaños del mercado. Un fenómeno amoral, lo llamaría yo».
NOTA: El pensamiento inextinguible de Gillo Dorfles, es un artículo escrito por Joselina Berraz publicado en el número 77 de Experimenta. Puedes conseguir este número y muchos más en nuestra tienda online