Si es multifunción, mucho mejor
Las prestaciones tangibles e intangibles de los divisores de ambientes son a menudo infravaloradas. Las posibilidades que ofrecen a la hora de configurar espacios de cualquier tipo, son inmensas, solo limitadas por nuestra imaginación y, por supuesto, por su diseño. En este sentido, Etta, de los creativos italianos Livia Rossi y Gianluca Giabardo, se presenta no solo como un buen ejemplo de versatilidad, originalidad y buen diseño, sino también nos descubre de un plumazo, un ámbito de desarrollo poco explorado hasta la fecha y en el que aún queda mucho por hacer.
Ideado para la editora Zilio A&C, la propuesta de Rossi y Giabardo es de ya, mucho más que un biombo. Una banqueta de doble altura con una serie de orificios estratégicamente ubicados en los sobres, permiten que algunos —o todos juntos— de sus cuatro accesorios (tres paneles y una balda de pie), se fijen en diferentes posiciones y ángulos. Esta particular arquitectura, sumada a su fisonomía tubular, dota a Etta de una versatilidad superlativa que le permite funcionar como perchero, unidad de almacenamiento, estantería, banqueta,… además de, claro está, como separador de ambientes. Brutal.
Producido en fresno macizo y madera contrachapada, las dimensiones de Etta son otro acierto, relativamente discretas, sus 120 x 41 x 175 cm, le permiten actuar en solitario o de forma complementaria con otras piezas de mobiliario.