Nuevos diseños para el ritual del descanso de la mano de los salvadoreños María José Irula y Fernando Guzmán de Quinta Esencia Studio
Porque en esta época del año, en Latinoamérica, donde este artefacto fue concebido, es por lejos el más usado, les presentamos a un estudio que está desarrollando un laboratorio experimental para el rediseño de una de las interfaces por excelencia del descanso y el relax, las hamacas. Por otro lado, una de sus artesanías más típicas y tradicionales.
Se trata de Quinta Esencia Studio de la dupla formada por los salvadoreños María José Irula y Fernando Guzmán. Diseñadora y experta en marketing y mercados, respectivamente, apasionados por sus raíces y la artesanía.
“Históricamente, si pensamos en tecnologías y materiales, El Salvador vivió del añil, luego del algodón y actualmente del café. Si tenemos en cuenta que nueve de nuestros catorce estados están frente a las costas del Océano Pacífico, es fácil concluir que las hamacas son y han sido además de un elemento clave, uno de los más importantes de nuestra industria nacional”, nos adelanta María José.
Por eso ellos, comprometidos en la preservación de técnicas ancestrales, sobre todo las que están en peligro de extinción, están dedicando un capítulo especial de su trabajo a documentar las distintas versiones de hamacas para además reversionarlas siempre con la mira en apoyar la continuidad laboral de los artesanos locales que en el caso de este producto sobrepasa la tercera generación.
Volviendo al ritual del descanso, ambos nos cuentan que en El Salvador, las hamacas son usadas para el reposo y el relax, por ser en ámbito protegido de los bichos rastreros del Caribe, pero también para acunar a los bebés y definitivamente a los más grandes, gracias a esa sensación uterina que provocan. “Al principio muchas se hacían de fibra de agave y luego de algodón. Nuestro objetivo actual es poder rescatar todos los saberes y diseños en relación a ellas y producirlas con una mirada desde una estética y funcionalidad más contemporáneas”, señalan.
“Detrás de un artefacto, siempre hay una historia, una persona o una herencia que se convierte en parte de su esencia. Cada una de nuestras piezas representa el trabajo de muchas cabezas, manos y corazones. Nuestro nombre, Quinta Esencia, hace referencia a una esencia o extracto refinado de una sustancia, el constituyente intrínseco y central de su carácter. Para los alquimistas, además de los cuatro elementos (aire, fuego, agua y tierra), esta representaba un componente de los cuerpos celestes y que estaba latente en todas las cosas”, rematan con el telón de fondo del mar.