Hay creadores que buscan la perfección en la definición, en lo concreto. Los hay también, como el diseñador Wonmin Park, que se recrean en la ambigüedad y la indeterminación. De orígenes coreanos y educación holandesa, este joven creador fabrica sus muebles con resina coloreada: la naturaleza translúcida del material desdibuja sus límites físicos y envuelve a las piezas en una atmósfera etérea y fantasmal.
Silla, Haze series, Wonmin Park, 2013.
Wonmin Park es un joven diseñador coreano residente en los Países Bajos. Nacido en 1982 en Seúl, Park cursa sus estudios en la Design Academy de Eindhoven. Con más de sesenta años de vida, esta institución educativa ha visto crecer a talentos de la talla de Maarten Baas, Hella Jongerius, Marcel Wanders, Bertjan Pot, Job Smeets o Andrea Trimaldi. Wonmin Park comparte con todos ellos un gusto pronunciado por la experimentación formal y por el comentario social, marcas irrenunciables del diseño holandés contemporáneo.
Es en la escuela donde se gesta su primer trabajo de envergadura, Unfocused. Esta mesa, que fue presentada como proyecto final de graduación en 2012, adelanta muchos de los conceptos que el diseñador coreano desarrollará posteriormente. La resina moldeada cobra en esta pieza una apariencia nebulosa y ambigua similar a la del vidrio esmerilado. Del centro del mueble emana una sombra que invade la superficie; sin embargo, esta penumbra no busca evocar sentimientos negativos, sino que invita a la reflexión y la meditación. Para Park, la niebla nos permite disfrutar de la vida en su forma más pura y simple: “La sociedad reclama de nosotros un enfoque preciso hacia las cosas: sin embargo, a mi me gusta la belleza espontánea que surge del desenfoque”, profundiza el diseñador.
Tras dar sus primeros pasos profesionales con las firmas Aldo Bakker y Makkink & BeyEse, Park funda su propio estudio en Eindhoven. Muy pronto retoma su interés por la resina moldeada, que convierte en su material predilecto y objeto de sus investigaciones. Con Haze, uno de sus primeros trabajos profesionales, la resina cobra nuevos significados: la colección de muebles se estructura en formas geométricas de colores que beben del neoplasticismo y, más concretamente, de la silla Roja y Azul de Rietveld. Estos planos de luz opaca juegan con la sustancialidad y la insustancialidad, se difuminan en el espacio engañando a nuestros sentidos.
Para su fabricación, Wonmin Park propone un proceso único que viaja de lo líquido a lo sólido. La resina es teñida con pigmentos y fundida en moldes geométricos. Los bloques resultantes, de aspecto opaco, son ensamblados para conformar la pieza final. El resultado es una colección muebles nebulosos, de colores degradados. “Mi obra abarca la sencillez, la pureza y la sutileza. La gente que experimenta mi diseño tiene espacio para explorar sus propias sensaciones y emociones”, explica el coreano.
Sin embargo, el juego cromático no es solo un mero pasatiempo filosófico. Cada mueble de Haze esconde una pequeña asimetría imperceptible al ojo humano: es el color quien se encarga de compensar este desequilibrio y restaurar la armonía. Del mismo modo, la transparencia de la resina permite visualizar el punto donde los distintos planos se funden. Esta solución, a caballo entre la tradición holandesa y el ascetismo asiático, favorece la lectura del mueble y la sencillez formal.
Más recientemente, Park ha explorado las propiedades de la resina simplificando sus muebles en tonos monocromos —Haze Series: white, gray & navy — o saturando aún más el color y brillo del material —Miami Shelf, Bloom Chair—. En todo caso, su interés se dirige a la relación que se establece entre transparencia, luz y proporción geométrica. Esta tríada convierte a sus muebles en fantasmas translúcidos y sensibles a la influencia del entorno. “Quiero que mis objetos se formen a sí mismos”, concluye.