Escultórica, lúdica y original
El diseñador industrial chino Zanwen Li siempre se las arregla para incluir, o mejor dicho, para articular sus proyectos a partir de una singularidad, ya sea un proceso, una función o bien, un objetivo; ¿Un ejemplo? Las lámparas Heng, aquella divertida serie con encendido magnético reseñada por Experimenta en su momento. En esta ocasión revisaremos otra interesante propuesta que con un marcado acento lúdico, ofrece a sus usuarios una pieza escultórica e ingeniosa que incita a la interacción y que, para bien o para mal, jamás pasará desapercibida allí donde esté.
Se trata de Lybra Balance, una lámpara portátil de dimensiones relativamente discretas (22,4 x 28,6 x 16,4 cm) compuesta de dos partes principales: una robusta base cilíndrica sin mucho más que decir, y un cuerpo de rasgos geométricos del que se desprenden las fuentes de luz, dos pequeñas esferas traslúcidas y semicubiertas. ¿Y el detalle? Justo en el nexo que une estos dos componentes. Se trata de un pequeño cono metálico que, junto a la particular y bien lograda geometría del conjunto superior, le permite rotar sobre sí mismo o inclinarse en cualquier dirección. Ingenioso.
Esta arriesgada pero atractiva apuesta de Zanwen Li se completa con un sistema de carga a la altura. El extremo con el cono metálico se introduce en un orificio ubicado en la parte superior de la base, que a su vez, esta conectada vía USB a una fuente compatible. Original.