La luz en un determinado momento lo es todo
“La luz en un determinado momento lo es todo”, así definen Mariví Calvo y Sandro Tothill, fundadores de LZF Lamps, el papel de la iluminación en la arquitectura, y cómo ésta es capaz de transformar el espacio y generar sensaciones en el espectador que lo habita. Una firma reconocida en todo el mundo, que ha hecho del binomio madera-luz el sello distintivo de un trabajo donde conviven artesanía, tecnología, diseño y creatividad. “Vivimos el proceso de creación como una pasión que disfrutamos con los cinco sentidos y que da lugar a un tejido artístico donde conviven la experimentación, las nuevas tecnologías, la colaboración con artistas de diferentes disciplinas y nuestras propias raíces artísticas”, señalan.
La vida, la creatividad y la experimentación
Desde que Mariví Calvo y Sandro Tothill se unieron para fundar Luzifer, la prolífera pareja no ha parado de sorprendernos con sus propuestas. “En 1993 hice un viaje por España donde conocí a Mariví, y enseguida coincidimos en nuestra forma de entender la vida, la creatividad y la experimentación” cuenta el creativo australiano. Un año más tarde, mientras trabajaban en el estudio de Mariví con chapa de madera y resinas, surgió Luzifer. Una empresa pequeña con gran capacidad creativa, que sin perder de vista la artesanía y el trabajo hecho a mano que la caracteriza, ha sabido adaptarse al paso del tiempo y apostar por la internacionalización, convirtiéndose hoy en día en una de las firmas de iluminación españolas con más prestigio a nivel mundial. Un afán por abrir las fronteras que provocó su cambio de nombre en 2008, de Luzifer a LZF, y que sus fundadores describen como una decisión necesaria: “Nos dimos cuenta de que nuestro nombre era difícil de pronunciar en aquellos países en los que empezábamos a vender y decidimos hacer un ejercicio de síntesis para que la marca fuera fácilmente reconocible”.
El alma de la madera a través de la luz
Diseñadores, ingenieros, arquitectos, artesanos, escritores, fotógrafos, estilistas y directores de arte dan vida a LZF. Una gran familia que convierte todo lo que toca en arte —en 2011 recibió el Premio Nacional de Artesanía—, donde artesanía, diseño, creatividad, luz, belleza y madera juegan un papel fundamental. Apasionados del binomio luz-madera, Mariví y Sandro no entienden LZF como una firma de iluminación sino como un espacio de creatividad y experimentación, casi de juego. Única, natural e intensamente orgánica, la madera les permite realizar cálidas composiciones escultóricas porque, como ellos mismos afirman “hay algo especial en ver el alma de la madera a través de la luz, no entendemos la luz sin ella y lo maravillosamente cálidas que son juntas”. Piezas con distintas vidas, que se transforman según se enciende o apaga la luz, donde el color —generado a partir de tintes vegetales y no químicos— se convierte en protagonista, como fuente de energía, belleza y vida.
Un espacio acertado en su iluminación compone su propio momento y lugar dentro de la arquitectura
Relegada hasta hace poco a un segundo plano, la iluminación tiene cada vez mayor importancia en el proyecto arquitectónico. Por ello, LZF busca que sus intervenciones apoyen el contenido propio de cada espacio, aportando personalidad y mejorando la experiencia de un hábitat que se convierte en escenario para las emociones. “Un espacio acertado en su iluminación compone su propio momento y lugar dentro de la arquitectura, y es capaz de aportar experiencias más allá del aspecto meramente físico” afirma la pareja, que aborda el diseño como un todo y no como objetos independientes separados del lugar donde van a vivir. Un proceso que, realizado en estrecha colaboración con los diseñadores, deriva en una profunda investigación sobre materiales y soluciones lumínicas, y donde los flujos trasversales generados entre campos como la arquitectura, la fotografía, la escultura o la iluminación teatral y cinematográfica, son imprescindibles.
Productos funcionales y con alma
El proceso de investigación y la posterior patente de Timberlite en 2001 supuso un punto de inflexión en la trayectoria de LZF y una mucho mayor libertad a la hora de trabajar que dio lugar a formas escultóricas como Mikado, Link, Nut, Spiro, Air Aplique, Paisley, Dandelion, KOI o Elephant. Además de Timberlite, que permitió abandonar procesos productivos como el tratamiento con resina, más largos y menos sostenibles; LZF ha logrado también dejar atrás aspectos tecnológicos no eficientes, incorporando tecnología led a toda la colección. “Siempre intentamos lograr un equilibrio entre la parte estética y la técnica, y hacer que la madera trabaje en la dirección correcta para obtener así productos funcionales y con alma” destacan Mariví y Sandro, que este año introducen una nueva forma de trabajar la madera con su nueva colección Stitches. Actualmente se encuentran ya inmersos en el boceto de su nueva campaña, que se perfila como una continuación natural de Telling Tales –por la que LZF recibió su segundo Red Dot Award en Communication Design– “aunque en este caso la historia narrada no será imaginaria, sino real”.