Marcar la diferencia
Existe una serie de productos que se han visto alterados mínimamente desde su creación. El paraguas, el volante, las tijeras… Ya sea por la simpleza de la función que desempeñan, la intrascendencia de su papel, o bien porque no existen otras formas de hacerlos mejor, la arquitectura de estos totems del diseño fue, es y será, prácticamente la misma.
Otros de los productos que bien podría pertenecer a esta excepcional lista, es el reloj analógico o de manecillas. Aunque existen un sinfín de proyectos notables dignos de mencionar, como la propuesta minimalista de Anton & Irene, la abstracta de Raw Color o la surrealista de Simon Morris; es verdad que todas pervierten, por falta o exceso de elementos, el concepto primario de un reloj analógico.
En este sentido, Mattice Boets, un joven diseñador industrial belga ha conseguido darle un pequeño giro a este producto en particular. Se trata de Reverse, un reloj de pared analógico que exalta como pocos la escuela minimalista. Su diseño se estructura a partir de tres elementos básicos: un fondo blanco e impoluto; una manecilla que marca los minutos; y por último, la pieza que lo cambia todo, un marco giratorio. Con una diámetro de 42 cm, este último componente incorpora la manecilla que marca la hora, cerrando así un concepto delicado y potente de uno de los artefactos más representativos de la sociedad moderna.
«Intenté incorporar todos los elementos del diseño original de un reloj, pero de una manera ligeramente diferente, lo que resultó en un diseño que se veía casi igual, pero al mismo tiempo, era completamente diferente», confiesa Mattice Boets.